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Directo Vegueta se tiñe de blanco con la procesión de Las Mantillas

Sin adelanto electoral

Jueves, 1 de enero 1970

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Ya no habrá adelanto electoral. Es decir, la cita con las urnas será cuando proceda o antes porque a Pedro Sánchez no le quede otra. Pero tras lo sucedido estas semanas, se acabó el viento de cola que permitía especular con el interés de adelantar los comicios y arrancar una nueva legislatura desde La Moncloa. Todo el verano y en función de las encuestas se hablaba mucho sobre si le convendría a Sánchez acelerar el calendario y, de ser así, la secuencia hubiese sido rápida: triunfo de la moción de censura, aprobar algunas medidas que permita visualizar qué gobierno quiere y elecciones generales. No será posible. Todo o nada desde el poder a partir de unos días convulsos en los que dimitió la ministra de Sanidad, Bienestar Social y Consumo y al tiempo se ha cuestionado los estudios tanto del presidente del Gobierno como del líder de la oposición.

Cuando el jefe del Ejecutivo y el recambio son mirados con lupa por sus biografías académicas, es síntoma de cómo está el sistema político. A medida que crece la desafección ciudadana se comprende que se hace más difícil sostener el periodo de esplendor político y estabilidad económica conocido en las últimas décadas. Lo que queda rematado cuando se constata que ni Ciudadanos ni Podemos entusiasman. Nadie sabe qué ocurrirá en este año electoral. Pero no hay ilusión. Aquello que suceda será porque alguien tiene que ser el menos malo o simplemente uno tiene que ganar a costa de los otros. No concurren mayorías sociales que abran un ciclo electoral importante a favor del partido que sea. Dicho de otra manera, la fragmentación parlamentaria a la que asistimos es fruto del desencanto.

A este paso, un debate electoral en televisión entre Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera será poco edificante. El reproche por el reproche y solo cuidándose en no pasarse en el castigo de la palabra por aquello de que quizá mañana toque entenderse. No es que haya competición, rivalidad y ganas de comerse al adversario, que en política es natural, es que se está dinamitando el respeto. Mandan los egos, el desprecio como único mecanismo para destacar.

Que Carmen Montón haya durado tan poco, que podría ser ella como el titular de la cartera de Cultura u otro, es que el horizonte no dará para mucho más de un año. Aunque cómo se resuelva esta disputa mutua a izquierda y derecha será otro cantar. La conclusión que podemos obtener ahora, después de estas jornadas, es que la opción de adelantar las elecciones como cálculo de Sánchez se finiquitó. Si a esto le añadimos que la suma de escaños entre PP y Ciudadanos pueda ser mayor que entre PSOE y Podemos, invita a prolongar la legislatura. Otra cosa es que se pueda.

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