El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, se pronunció ayer en el Parlamento de Canarias sobre un grave problema que golpea directamente al sector ... de la construcción, puesto que son sus empresas las que lo sufren de forma directa, aunque atañe a todos los ciudadanos de las islas. Se trata de las obras desiertas, que son aquellas que se quedan sin hacer, a medio camino o se finalizan con mucho retraso por culpa de que cuando salen a licitación los precios que se pretenden pagar son tan bajos que las empresas no pueden afrontarlas. El presidente canario planteó el problema y la necesidad de una solución pero, como suele ser habitual, en lugar de plantear propuestas desde dentro lo que hizo Clavijo fue buscar y apuntar a un culpable fuera: el Estado y la ley de Contratos del sector público.
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La presidenta de la Asociación de Empresarios de la Construcción (AECP), María de la Salud Gil, que lidia diariamente con las administraciones para tratar de desbloquear licencias y proyectos, salió rápidamente para dejar claro que las soluciones a una situación que está dejando sin ejecutar infraestructuras tan necesarias como centros de mayores, viviendas públicas o centros educativos, es más sencilla que retocar leyes. Basta con planificar y gestionar los recursos humanos de la administración, que los funcionarios trabajen con actitud proactiva, sin poner pega a todos los trámites y en definitiva, avanzar en eficiencia y menos burocracia. Además, obviamente, es necesario que las administraciones saquen unos pliegos de licitación con precios de mercado y no por debajo porque nadie se presenta a una obra para perder dinero. En los últimos cuatro años han sido 822 obras las que han quedado desiertas en Canarias.
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