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Siempre nos quedará Marta Sánchez

Siempre nos quedará Marta Sánchez

José L. Reina

Jueves, 1 de enero 1970

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Casoplones en barrios elitistas aparte, la situación política actual de España es dramáticamente digna de estudio. Las últimas semanas han llenado de titulares, y con razón, toda la actualidad nacional, con unos consumidores que acumulan la indignación propia de un votante incrédulo que no da abasto ante tanta golfada.

En primer lugar tenemos al expresidente Zapatero riéndole las gracias al dictador Maduro en Venezuela. El socialista, ahora comunista de salón, ha adoptado un perfil de expresidente tecnócrata, o esa es su intención, cuya labor vital se limita a legitimar un intento de elecciones democráticas en un país que no conoce semejante término desde que el chavismo conquistara las calles a base infamias, populismo, hambre y represión contra un pueblo acorralado por unas políticas fascistas. Con ese panorama, Zapatero ha querido ser el nexo que une el salvajismo con la democracia, con el error de posicionarse claramente en un bando, el del madurismo, que ha deteriorado tanto su imagen como la de España, donde lo han desautorizado por completo.

En segundo lugar tenemos al feliz matrimonio formado por Iglesias y Montero. Ellos, como cualquier pareja joven de bien, se han comprado una propiedad humilde, al alcance de cualquier bolsillo. Da igual las lecciones obreras del bueno de Iglesias en su pasado, esto es diferente, ahora es una cuestión vital para aislar del foco mediático a sus futuros hijos. Por cierto, ¿qué legitimidad tenemos los medios para utilizar de manera tan evidente a los futuros bebés? Pues la misma legitimidad que tuvo Carolina Bescansa para utilizar a su hijo políticamente al llevarlo al Congreso de los Diputados, en uno de los episodios más tristes que se recuerdan.

Por último, y como postre, la detención de Zaplana. Ninguna sorpresa. El PP es esa fruta podrida que tanto lucía en el frutero, pero que ahora no vemos la hora de tirarla por su mal aspecto y sus sospechas de sentar muy mal.

Lo único positivo de todo este drama, la aparición estelar de la musa de algunas generaciones, Marta Sánchez, reconquistando España cantando el himno nacional.

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