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Sexo por escrito y ante notario

Sexo por escrito y ante notario

José L. Reina

Jueves, 1 de enero 1970

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Del Ejecutivo no electo de Pedro Sánchez que gobierna España apoyado por partidos de dudosa reputación, entre otras mareas, círculos, y agrupaciones varias de difícil análisis, hay una persona que se está haciendo con el estrellato inicial a golpe de titulares asombrosos.

Carmen Calvo, todopoderosa mano derecha de Sánchez, y vicepresidenta del Gobierno, ha iniciado una peculiar guerra contra lo que denomina la dictadura del patriarcado español. Con un discurso radicalizado, ha espetado frases como «hemos estado constantemente tuteladas en el patriarcado por un varón. Sabemos perfectamente cómo funcionan, no sé yo si los hombres saben como funcionamos las mujeres». Tras desconcertar a los juristas con su propuesta estrella para el delito de violación, «si una mujer no dice sí expresamente, todo lo demás es no», expertos en Derecho Penal consideraron la medida de auténtica «barbaridad».

Myriam Cabrera, profesora de Derecho Penal de la Universidad Pontificia de Comillas, considera la medida de «escandalosa, porque gran parte de las relaciones sexuales que mantenemos no se realizan con un sí expreso, corriendo el riesgo de criminalizar muchas relaciones». Cabrera se pregunta si será necesario grabar las relaciones sexuales, o preguntar todo el rato a la otra persona si es consciente de lo que hace. El catedrático de Derecho Penal de la Complutense, Enrique Gimbernat, recrimina que «la ocurrencia de Calvo desconoce la sociología de las relaciones sexuales, poniendo al mismo nivel a La Manada con el señor que liga en una discoteca, en las que el portero tendrá que entregar unos documentos en los que las parejas firmen hasta dónde pueden llegar».

Pero no se queda ahí Carmen Calvo. También quiere adecuar la Constitución al lenguaje inclusivo, porque al parecer, la lengua española es patriarcal, y por lo tanto dominante y todo lo malo que imaginemos. Como es obvio, tanto el director de la RAE como varios miembros han tenido que corregir la última ocurrencia de la vicepresidenta. Su respuesta, de lo más democrática: «Se hará, con o sin la RAE».

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