Seguimos pobres
Ultramar. «Del ‘vamos bien’ de los políticos’, al mundo real del ‘así estamos’ de la calle» Vicente Llorca
El virus del Black Friday, otro exitoso invento ideado allende los mares, pero asumido ya como si fuese nuestro de siempre, desató la fiebre en millones de consumidores y la llegada de las fechas navideñas apunta a una sustancial subida de las compras. Los discursos oficiales invitan al gasto. El mercado repunta. La música anima. La crisis ha terminado, nos dicen. Tras diez años de estrecheces el cuerpo pide licencias. Es tiempo de fantasía. Sin embargo, así nos lo pinten de colores, cuidado con creérnoslo, seguimos siendo pobres.
Estos días el Banco de Alimentos despliega a miles de voluntarios por un sinfín de supermercados de las islas de la provincia de Las Palmas para hacer realidad lo que llaman la Gran Recogida 2017, con la que quieren recoger al menos 380.000 kilos de productos comestibles no perecederos para seguir abasteciendo a 177 entidades, 37 comedores sociales que atienden a 23.000 personas y a unas 7.000 familias que precisan de ayuda alimentaria. La solidaridad ciudadana sigue siendo necesaria.
Los cantos de sirena que vienen de la política pueden confundirnos. Los datos macroeconómicos ya los pintan de verde; pero, todavía son demasiados lo que lo tienen negro, de ahí la importancia de atender a esas llamadas de las ONG, sabedoras de lo que dicen, porque trabajan sobre el terreno, que nos recuerdan que las políticas públicas que se han aplicado para reducir la pobreza hasta la fecha están resultando bien poco efectivas. Es más, las mejoras de las que presumen están beneficiando a los que mejor están mientras se cronifican las carencias entre los que peor andan. La brecha social no deja de crecer.
Hace cosa de un mes, gracias al informe El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2016 de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, supimos que el 44,6% de los canarios está en situación de pobreza o riesgo social, que el 29,5% de los hogares isleños tienen una baja empleabilidad, el 19% de nuestros paisanos que trabajan reciben un salario tan bajo que continúan siendo pobres y que el 62,6% de las familias tienen dificultades para llegar a final de mes.
La crisis puede haberse ido, pero el escenario que nos deja es, además del ya apuntado en las líneas anteriores, más precarización, pensionistas en un sinvivir al ver como el sistema no le ofrece garantías de asegurar sus prestaciones, una clase media derrumbada... Y, para que no quepan dudas, la Comisión Europea acaba de publicar el informe sobre el desempleo en que declara que en lo que se refiere al indicador de desigualdad la situación en España es «crítica», lo que, añade, puede inhibir el crecimiento sostenible tanto actual como futuro.
Del «vamos bien» de los políticos, al «así estamos» de la calle. Por eso, benditas las iniciativas que están en el mundo real y no olvidan a los necesitados, recordándonos que el hambre no se va de vacaciones, que todos merecemos una dulce navidad y que ningún chiquillo merece quedarse sin un cacho de turrón.
