Robles y los militares
Del director ·
Tengo mis dudas, que siguen naciendo en que todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensaHasta hace solo una semana, la ministra Margarita Robles era el paradigma de la centralidad política. La elogiaban desde la derecha, desde los medios de comunicación madrileños contrarios al Gobierno e incluso desde Vox recibía algún halago. Pero llegan unas cartas y ahora nos preguntamos qué está pasando en el ámbito militar y si los mandos -unos jubilados y otros en la reserva- que han ido firmando proclamas contra el Ejecutivo del PSOE y Podemos son un peligro sistémico o un club de nostálgicos con derecho a expresarse libremente.
El ruido de sables quedó enterrado teóricamente tras el 23F. Después nuestro Ejército cambió mucho, sobre todo cuando acabó el servicio militar obligatorio, comenzó la profesionalización y llegaron mandos que se criaron en democracia. Pero se ve que todavía quedan quienes añoran otro tiempo, otro mundo, otro sistema.
¿Tienen derecho a ello? Por supuesto. Las ideas son de cada uno y todas caben en democracia. Sobre todo cuando no se trasladan a hechos que vulneren los derechos de los demás. ¿Pueden expresarlas libremente? Sobra decir que la libertad de expresión está consagrada en nuestra Constitución, esa que parece, por el contenido de las misivas y ciertos mensajes telefónicos, que los firmantes han olvidado. Pero aceptemos exabrupto como animal de compañía, de manera que demos por bueno que pongan en negro sobre blanco sus creencias. Máxime si no tienen responsabilidades profesionales;otra cosa son los militares que se encuentran en la reserva. En sus casos uno se pregunta por qué a los jueces se les pide que no opinen de política, a los políticos que no hagan valoraciones de sentencias judiciales, y a unos militares en la reserva se les tiene que consentir que hagan valoraciones sobre la actividad legislativa y las decisiones del poder ejecutivo. Es ahí donde tengo mis dudas, que siguen naciendo en que todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa. Otra cosa es cuando ese derecho se utiliza para plantear que habría que fusilar a 26 millones de personas... y después nos indignamos con una broma de un humorista. Porque si a un actor se le sienta en el banquillo por unas palabras sobre la fe religiosa, ¿qué tendremos que hacer con estos militares?
Lo que están consiguiendo a día de hoy es laminar la imagen de centralidad y de estabilidad que se le atribuía a la ministra Robles. Con este lío, sobran razones para preguntarse si controla a los que teóricamente manda o si estos se han creído que ella les ampara. Y no sé qué es peor.