Reforma electoral, ¡ya!
La política autonómica ocupa una dimensión residual en la sociedad canaria. Ni siquiera se puede enfocar como un asunto terciario en el orden del día de los ciudadanos, es que ni suele aparecer en el mismo.
Por eso es justo dar relieve al foro ciudadano Demócratas por el cambio, una organización determinante a la hora de convertir la reforma del sistema electoral canario en tema de debate. Es verdad que rara vez eso ha sucedido a extramuros de el sonar de los políticos y los medios de comunicación, y que muchos habitantes del archipiélago no se han enterado todavía de la desproporción que convierte a Canarias en uno de los lugares del mundo con peor calidad democrática.
Pero han sido capaces de llevar ese ruido a las calles, de hacer que la reivindicación sonara en actos públicos y, eso, sin duda ha sido determinante para que la modificación comience a andar aunque le pese a Coalición Canaria y a los oligarcas insularistas que siguen actuando como freno al cambio.
Esa triple paridad que hace mucho que no está a escala de la realidad social y poblacional de Canarias tiene que empezar a difuminarse y a convertirse en tipografía para hemerotecas.
Canarias presume de punta de lanza en las puertas abiertas al mundo global, con sus 16 millones de turistas brillando como el neón de un local nocturno. Pero sigue anclado en una fórmula electoral vieja e injusta. Que solo ha servido para perpetuar en el poder a líderes y marcas con demasiado calor en las posaderas, demasiado tiempo sentados en las poltronas.
Por ello el debate de la reforma electoral debe sonar todavía más fuerte, entrar por las puertas de la plaza mayor y escucharse lejos, bien lejos.
Y que los que se oponen rotundamente sean bien retratados como enemigos del progreso de las islas.
