Pato cojo. Así llaman en la tradición política y mediática de Estados Unidos al presidente en su último año de mandato, cuando ya se sabe que no va a seguir en la Presidencia, ya sea porque es el segundo -y por tanto último- o porque se ha confirmado que no logra los apoyos de su partido para presentarse de nuevo.
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La expresión se ha popularizado y se le cuelga el sambenito a todo aquel cargo que sigue en el mismo pese a que se hace público que tiene los días contados en el mismo. Y es lo que ayer pasó con la ministra de Turismo, Reyes Maroto, a la que ahora le compran la cartera de vicepresidenta económica de Madrid si el socialista Ángel Gabilondo gana las elecciones. Y no solo si las gana, sino si llega a gobernar, pues ya las ganó hace dos años y no tuvo apoyos para ser investido. Más aún: si gobernase, sería gracias a una coalición -es lo que apuntan todos los sondeos-, de manera que habría que ver qué piensan los otros partidos de ese pacto sobre la estructura del propio Gobierno y sobre los nombres de quiénes ocupan las carteras... De manera que estamos ante el enésimo ejemplo de cómo se vende humo y cómo se presenta la azotea de una casa cuyos cimientos ni siquiera se han colocado. Dicho en plata: es una falta de respeto al electorado ir anunciando cargos. Hacerlo antes de la campaña electoral agrava esa falta de respeto.
Pero más allá de eso: ¿qué mensaje se le traslada al sector del turismo, que tanto peso tiene (o tenía) en la economía de este país? Pues de entrada que hasta el 4 de mayo tiene una ministra cuyas promesas de gestión valen cero o menos que cero. Reyes Maroto se convierte así en el ejemplo perfecto del pacto cojo. O el pato inútil, para seguir hablando en plata.
Porque si Gabilondo no logra gobernar, o si sus socios no le dejan elegir a Reyes Maroto para esa vicepresidencia económica, el otro mensaje que lanzan el PSOE y en especial Pedro Sánchez es que la hoy ministra no va a seguir en el Consejo. Porque si es prescindible en mayo si la matemática parlamentaria lo permite, es que a fecha de hoy también es prescindible para Sánchez. O sea, que efectivamente habrá otro retoque en el Gobierno en mayo, y lo habrá pase lo que pase en las urnas madrileñas.
A partir de ahí, las quinielas se disparan: unos ponen a Marlaska en entredicho, otros a Margarita Robles, y otros incluso a la convivencia entre el PSOE y Podemos. Veremos quién acierta: yo me quedo con que al turismo se le deja, políticamente hablando, huérfano.
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