La pachorra la tienen en Madrid
Del director ·
Migraciones debe presentarse aquí para contarnos cuál es su plan. Si lo hubieraCuando el ministro Escrivá tenga a bien acudir a este recóndito lugar del planeta, a lo mejor descubre que su inacción nos ha dejado el patio bastante revuelto. Cuando la secretaria de Estado de Migraciones también tenga a bien perder dos horas y media de viaje en avión para chequear el alcance de sus decisiones, a lo mejor también descubre que han sembrado precisamente lo que deberían evitar: la incomprensión. Yesta, en tiempos de crisis, es la simiente de la xenofobia. Admito que lo que acabo de escribir levantará ampollas, pero es que aquí llevan levantadas demasiado tiempo y en Madrid se lo toman con una pachorra increíble, esa que el peninsular del tópico endosa al canario también del tópico.
Mereció el aplauso la decisión de agilizar la salida de los inmigrantes irregulares del muelle de Arguineguín, pero es una tirita para una hemorragia. Han llegado decenas de personas en pateras y cayucos y seguirán llegando, sobre todo mientras dan resultado las gestiones que nos han anunciado que están haciendo en Mauritania y otros estados africanos los ministros del Interior y Exteriores. Hasta que esa tecla quede activada convenientemente, Migraciones debe presentarse aquí para contarnos cuál es su plan. Si lo hubiera. Pero no el coyuntural, que es buscar alojamiento digno a los migrantes, sino el definitivo. ¿Habrá o no devoluciones, cuándo, hacia qué países y con qué garantías de plena protección de los derechos humanos? ¿Habrá o no derivaciones a otras comunidades? ¿Se habilitarán finalmente espacios de titularidad estatal para la acogida transitoria? ¿Por qué no se han habilitado instalaciones ya utilizadas en crisis anteriores? Y si resulta que estas preguntas no las pueden contestar el atareadísimo ministro Escrivá, pues que se las traslade a sus compañeros de gabinete Grande Marlaska y Robles. Ya puestos, si alguno de estos hiciera acto de presencia, también sería de agradecer. Y si también están ocupados, pues que le den libertad al delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, para que conteste por ellos. Porque, si no, acabaremos preguntándonos también cuál es la función real de la Delegación, aparte de recibir las miradas de una sociedad que necesita respuestas. Yque tiene el derecho a recibirla.
Solo un apunte final: en su viaje a Mauritania, el ministro Grande Marlaska lo tenía muy fácil. Solo precisaba decirle al piloto que hiciera el favor de hacer escala en Gran Canaria, bajar en Gando, coger el coche oficial a Arguineguín y allí dar la cara. Será que es mucho sacrificio.