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Este baile demoscópico no se aguanta indefinidamente: ¿se consolidará el pentapartidismo a la larga? La cuarta oleada del sondeo de Metroscopia que hoy publica CANARIAS7, junto a otros diarios regionales, confirma la extensión a nivel general de la realidad política que irrumpió en los comicios andaluces. Cinco formaciones (tres de derechas y dos de izquierdas) competirán a cara de perro por los escaños; especialmente en aquellas circunscripciones que dan más juego (Madrid, Valencia, Sevilla,..) en detrimento de las que el reparto está vendido de antemano (Soria, Teruel, Ávila,...).

La primera lectura de los datos que arroja el sondeo es que el riesgo de ingobernabilidad crece, que aquellos meses entre diciembre de 2015 y junio de 2016 en los que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se disputaban presentarse o no a la sesión de investidura se puede repetir. Ostentando el PSOE 89 diputados, Ciudadanos 70, PP 68, Podemos 63 y Vox 29, las fórmulas de gobierno son escasas: un triunvirato de las derechas en La Moncloa o un Ejecutivo en el que el PSOE apoye a Ciudadanos. Porque, con estos números, y visto el precedente andaluz, Albert Rivera ya no propiciará un acuerdo con los socialistas sino que reclamará para sí la Presidencia. Este escenario no le interesa al PSOE. Claro está, el sudoku se permite en cuanto que socialistas y populares siguen descartando la gran coalición a la alemana. Mientras tanto, los 29 escaños de Vox en la Cámara Baja (insisto, según el sondeo) estimulan un entendimiento de las derechas que, por supuesto, conlleva un coste para Ciudadanos en cuanto que ya le desenmascara su aparente perfil centrista. Lo suyo es que el partido de Rivera jugara un rol de moderador que, a su vez, tampoco tiene mucho recorrido porque implicaría una sumisión socialista (por el miedo a Vox) o liderar el bloque de la derecha. De ahí, que no se pueda descartar una ingobernabilidad enquistada.

Este panorama que dibuja Metroscopia constata que la suma de los diputados de las derechas (167) está más cerca de la mayoría absoluta (el dichoso 176) que el de las izquierdas (152) que requeriría el concurso de las fuerzas independentistas catalanas. Y es que en el conflicto catalán, abierto en canal hace un año ya, y con el proceso judicial arrancando motores, los soberanistas no disponen de la suficiente fuerza para proclamar la independencia efectiva, pero sí para estancar la situación política del país que castiga especialmente a la izquierda. Si el debate gira en torno al componente territorial, favorece a la derecha que se desenvuelve mejor en este campo. Así las cosas, la conformación del Ejecutivo andaluz sigue siendo la prueba del algodón: si Ciudadanos y Vox se entienden, con los populares ejerciendo de unión, la prioridad de Rivera en Madrid será la misma aunque lo niegue. Entre otras cosas, porque el PSOE no podrá pactar con Ciudadanos a nivel estatal mientras Rivera lo hace con Santiago Abascal en el sur de España. Un puzle complicado.

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