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Optimismo presupuestario peligroso

Optimismo presupuestario peligroso

«El plan presupuestario presentado por el Gobierno a Bruselas suena muy bien pero quizás tenga muchos fallos»

Jueves, 1 de enero 1970

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Silvia Fernández

El Gobierno ha elevado a Bruselas un plan presupuestario para el próximo año que, en teoría, debería gustarnos a todos los españoles.

La ministra de Economía ha logrado desahogar la presión y elevar hasta el 1,8% el objetivo de déficit para España frente al 1,3% que había que cumplir inicialmente. Este 0,5% supone aflojar en cierta manera el cinturón que tanto está oprimiendo a los españoles y ciertamente, es poco comprensible que esta mejora, a la que Bruselas le ha dado el visto bueno, no fuera apoyada por el resto de los partidos.

Sin embargo, esta relajación del objetivo de déficit prevista en el plan presupuestario español se apoya en unas cuentas tildadas de «demasiado optimistas» desde el punto de vista recaudatorio y lo preocupante, en mi opinión, es que esa critica no venga de los partidos de la oposición y de los empresarios (que también) sino de expertos y servicios de estudios que suelen ser muy certeros en sus predicciones. Es el caso del BBVA, cuyo elenco de economistas, advirtió esta semana de que las cuentas planteadas por España se sustentan en unas previsiones de ingresos y gastos poco realistas. Y esto puede traer problemas.

El Gobierno prevé un aumento de la recaudación para el 2019 de casi 6.000 millones de euros. En concreto aspira a 5.678 millones de euros, de los que casi un tercio vendrá de Impuesto de Sociedades.

Los economistas del BBVA recortan en una horquilla de entre 1.200 y 2.000 millones la previsión de casi 6.000 millones de alza recaudatoria, por el menor crecimiento de la economía española. Ésta crecerá previsiblemente un 2,6% este año y un 2,4%, el siguiente. La menor actividad y los menores beneficios se traducirán en un recorte de la recaudación, consideran con cierta lógica los economistas del BBVA. Por el lado del gasto, también estos expertos corrigen al Gobierno y creen que será superior a lo previsto.

El plan está ya en Bruselas, a quien le corresponde aclarar todas las dudas y poner negro sobre blanco. En este sentido, es criticable el viaje de Pablo Casado a Bruselas para advertir del riesgo de los presupuestos, como si las autoridades comunitarias no supieran hacer su trabajo. Gesto estéril y ridículo, en mi opinión.

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