Organismos e instituciones, tanto públicos como privados dedicados al seguimiento y análisis de parámetros ambientales (de todo tipo y a cualquier escala espacial) en el ámbito internacional, han venido haciendo públicos los resúmenes de datos y comentarios en relación con los valores observados en el ... planeta en 2024, siendo ampliamente recogidos en las noticias por todos los medios.
Las fuentes son muchas y sin garantizar la revisión exhaustiva total (la información a la que se hará referencia proviene de la NOAA y la NASA(USA) y del Sistema Europeo Copernicus), se puede afirmar que: 2024 ha sido el año más cálido desde que existen datos registrados, culminando la década que incluye los valores históricos más altos.
La temperatura media global fue de 15,10°C, superando en 1,6ºC la temperatura media global estimada del período preindustrial 1850-1900 (usado como referencia), el 22 de julio se alcanzó la temperatura media diaria mundial récord: 17,16 °C, superándose por primera vez el umbral anual medio objetivo de 1,5ºC, que es el tope establecido como referencia deseable inicialmente en el Acuerdo de Paris de 2015 a no traspasar en este siglo.
En el contexto de esta página, la referencia al océano se puede resumir en:
La temperatura superficial del mar (TSM) alcanzó en 2024 un promedio récord de 20,87°C (0,51°C más que el de 1991 a 2020). El calentamiento se observó prácticamente en todos los océanos, con aumentos particularmente pronunciados en el Atlántico Norte, Índico y Pacífico Occidental.
Conviene recordar que al aumento de temperatura en mares y océanos le corresponden efectos indeseables conocidos como:
-Disminución en la biodiversidad marina de algunas especies situadas en riesgo de extinción local.
-Contribución al blanqueo y muerte de corales en diversas regiones del mundo.
-Alteración de las rutas migratorias y distribución del hábitat de muchas especies de peces.
-Alteraciones en las cadenas alimentarias.
-Reducción del tamaño de especies comerciales (como ejemplos: el lenguado y la corvina se están encontrando en tamaños significativamente menores comparados con décadas anteriores).
-Elevación del nivel del mar.
-Zonas muertas: Se han identificado hasta el momento aproximadamente 500 áreas marinas concretas con niveles de oxígeno tan bajos que casi no queda vida.
-Alteración de las corrientes oceánicas afectando al funcionamiento de los ecosistemas y la distribución de especies.
-Aumento de enfermedades infecciosas y de su propagación entre especies marinas.
-Alteraciones en los patrones reproductivos de diversas especies.
-Contribución a la acidificación del agua del mar afectando a los organismos con conchas y esqueletos calcáreos.
La contundencia de la información veraz (por más que existan indocumentados o interesados en negar la observación), las cifras alcanzadas en 2024, plantea una situación imprevista (incluso en los peores escenarios considerados), que sucede en circunstancias poco favorables para que las respuestas puedan ser aplicadas con el rigor y la determinación que requieren.
Existen tres dificultades bien conocidas de distinta naturaleza, que se oponen o dificultan la toma de decisiones adecuadas (desde las más pequeñas y locales a las de escala planetaria) y que se van presentando. Según los lugares y circunstanciase combinadas en niveles, proporciones, orden y magnitud variables.
A efectos del análisis y sin que el orden suponga ningún tipo de prioridad o preeminencia: negacionismo, coste y dificultad intrínseca.
En el estudio del negacionismo se encuentran dos orígenes que se presentan en proporciones diferentes: ignorancia y estupidez (capacidades humanas sin límite) cada vez mejor alimentadas desde las redes, que actúan sobre los ciudadanos con nivel menor de formación específica, enfrentados a problemas y circunstancias de dificultad creciente, lo que les aleja de llegar al mínimo conocimiento/entendimiento necesario para que puedan tener criterio y tomar decisiones de forma autónoma de acuerdo a ellos.
En estas circunstancias vuelve a ser necesario socialmente el intérprete (gurú brujo, oportunista... después de haber creído de forma generalizada que no volverían a ser necesarios como consecuencia de la formación de los ciudadanos) que puedan dar explicaciones simplificadas y ofrecer soluciones individuales, colectivas confortables y socialmente ritualizadas.
Las versiones actualizadas de estos 'interpretes' son en este momento más fáciles que nunca de encontrar, como consecuencia de la posibilidades, casi sin límite, de las que ofrecen las redes y la cultura de seguimiento de referencias que en ellas se han establecido.
El coste real y material de lo que se debe hacer para controlar en la mínima dimensión necesaria el cambio climático y sus consecuencias es enorme y, por su naturaleza, inevitable que esté desigualmente repartido:
Es fácil de entender con un ejemplo:
Las personas, empresas, regiones y países en los que el carbón era una parte sustancial de su actividad y riqueza (que en algunos casos afectaba al cien por cien), serán damnificados y pagarán un coste importante. En contraposición, se encuentran los que serán beneficiados (personas y lugares) por el desarrollo de la industria y actividades necesarias para generar las energías renovables.
Frente a esta evidencia, se han esforzado (las personas, organizaciones, estrategias, planteamientos e implicados en impulsar las respuestas a las necesidades de cambio), en explicar y demostrar que el balance será positivo sumando los costes materiales y ambientales, aunque obviando la identificación de los damnificados y las previsiones de como minimizar sus daños.
La consecuencia ha sido que a estos les están ofertando soluciones basadas en la negación de la necesidad (el cambio climático no existe) y del valor o posibilidad de los beneficios alcanzables (no es verdad que los beneficios compensen a los damnificados). Estas ofertas organizadas en la actualidad políticamente son una de las mayores dificultades para afrontar el peligro de la situación.
La dificultad intrínseca del problema que el cambio climático supone, hace que se requieran soluciones basadas en conocimientos científico-técnicos de la realidad, cuya generación y desarrollo se ven afectados por las características del método científico para alcanzar las certezas necesarias y el tiempo que transcurre entre las hipótesis y planteamientos de partida de los científicos y los resultados consolidados de la ciencia, lo que genera espacios conceptuales (entre las opiniones de los científicos y las certezas de la ciencia), difíciles de interpretar para los ciudadanos.
En estas circunstancias las capacidades de tomar las decisiones necesarias para tratar de controlar el Cambio Climático y aplicarlas, van a ser, previsiblemente muy limitadas con carácter global, por lo que serán inevitables nuevas aproximaciones que de momento no están ni planteadas, basta revisar los Acuerdos y comprobar avances y velocidad a los que se alcanzan (sirve como referencia el COP29).
Resulta claro que no se puede/debe renunciar a promover/impulsar los Acuerdos generales de gran escala necesarios para controlar el Cambio Climático proporcionales a su dimensión temporal, pero también lo es, que se hace necesario el desarrollo de las estrategias de transformación y adaptación para la minimización y control de daños en la medida y escala en que sean posible.
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