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Morales, Torres y la izquierda

Jueves, 1 de enero 1970

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Sin NC la izquierda en las islas no pintará nada. Es una pieza más. Esto lo ha interiorizado críticamente Ángel Víctor Torres, otros aún no. La consolidación en Gran Canaria de NC, guste o no, es una realidad sociopolítica y obviarlo no sirve de nada; con independencia de los problemas de implementación de NC en el resto del archipiélago. En este escenario compartido (no el idealizado en Júpiter) se desenvuelve naturalmente el PSOE. De ahí el pacto en el Cabildo de Gran Canaria y, si no la encharcan terceros, otros que podrán venir. El PSOE y Podemos no suman ni lo lograrán. NC es un actor a tener en cuenta dentro del espacio ideológico de la izquierda con el que el PSOE debe entenderse. En caso contrario, cavilar que Ciudadanos permitirá al socialismo canario gobernar la institución insular u otros enclaves municipales es más bien impensable hoy por hoy.

El sector más insularista de CC, que anida precisamente en Tenerife, va contra Antonio Morales. Y eso implica hacerlo igualmente contra Torres y la izquierda. ATI trata de potenciar la máxima del divide y vencerás. Y aquellos que se prestan a estimular esta táctica no saben todavía con qué socios contar en el futuro; dudo que el PP, Ciudadanos o José Miguel Bravo de Laguna entreguen el poder al socialismo después de mayo.

CC intenta acabar con Morales porque sería cortar la pujanza de un nacionalismo de izquierdas que lamina la predominancia del insularismo tinerfeño. Para ATI siempre ha sido más cómodo codearse con una izquierda arrugada, plegable y que se conforme con un par de consejerías. Por eso ellos también frustraron el intento serio de regionalizar el nacionalismo de Paulino Rivero. Lo placentero para ATI es desde Tenerife controlar a los demás como satélites. Y eso se torna mucho más fácil si en Gran Canaria los partidos son tan solo de obediencia nacional y, por consiguiente, necesitarían de CC en Madrid antes o después. Con Morales se terminó la jarana.

De nada le servirá al PSOE el próximo mandato que a NC le fuese mal en las urnas. Como tampoco a los nacionalistas progresistas con respecto a los socialistas. Además, es lo congruente con dos formaciones que justo compartieron lista al afrontar los comicios generales de diciembre de 2015 y junio de 2016; aunque en esa plaza el beneficio del PSOE hubiera sido mayor de ir por separado. En todo caso, la derecha no va a poner una alfombra roja para tener un alcalde socialista en la capital grancanaria o el centroizquierda permanezca en la calle Bravo Murillo. En fin, los ataques a Morales lo son, a todas luces, a la izquierda plural en su conjunto. Y si desmantelan el pacto vigente, el insularismo tinerfeño retornará galopante y sin miramientos a las andadas. Vaya usted luego a ponerle freno.

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