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Si yo fuera Montero...

Del director ·

Iría ya al Congreso, pediría disculpas, asumiría la responsabilidad y anunciaría un retoque legislativo

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 29 de enero 2023

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Si yo fuera Montero, Irene, no me andaba por las ramas. Le decía a Pedro Sánchez que le dejase el protagonismo en el Congreso de los Diputados ante la polémica en torno a la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' y pedía comparecer de manera urgente ante el pleno.

Una vez en la tribuna, comenzaba la intervención pidiendo perdón por lo ocurrido en la aplicación de la reforma legal. Dejaba claro que no era esa la intención -eso se da por supuesto, pero no está de más reiterarlo-, admitía por tanto, el error, asumía la responsabilidad política y anunciaba ipso facto que se presentaba por vía de urgencia otra modificación legal para corregir esos efectos indeseados. Sobra decir que allí donde se ha producido una rebaja de condenas, ya no cabe marcha atrás. La retroactividad no tiene hueco en nuestro sistema penal, de manera que si han sido cien o doscientos los 'agraciados', pues cien o doscientas veces que debería disculparse la ministra.

Una vez acabada esa intervención, bajaría de la tribuna camino del escaño, aguantaría estoicamente las críticas de la bancada de la oposición y los aplausos de quienes sostienen al Gobierno. Y quizás me quedaría con la conciencia tranquila. Porque cuando uno se equivoca, dar la cara es lo primero, disculparse es lo inmediato y corregir lo que ha salido mal es lo que tercero.

Si Irene Montero no quiere dimitir, creo que lo anterior es lo único que garantiza una salida digna. Es más, quizás esa dimisión se puede evitar porque -y reitero que no es baladí-, no había intención de conseguir esa rebaja de penas de forma generalizada. Y ya se sabe que solo se equivoca el que hace algo: se me ocurren al menos dos ministros que pueden presumir de no haberse equivocado desde que tomaron posesión, pero es que cuesta encontrar huella de su gestión en el Boletín Oficial del Estado.

En lugar de asumir el error y hacer firme propósito de enmienda, la ministra aprovechó ayer un acto de partido en Lanzarote para esquivar que habrá un retoque legislativo. No dijo que sí pero tampoco dijo que no. Algo impropio de un partido como el suyo, que llegó para cambiar las cosas y ser absolutamente transparentes. Lo que sí hizo Irene Montero fue cargar de nuevo contra los jueces por la aplicación de la reforma legal. Yadmito que puede que tenga algo de razón, pero si ha sido así es porque la propia legislación lo permite. De manera que si no le gusta, pues que la cambie. Lo que no vale es dejar la puerta medio abierta y quejarse de que alguien se cuele por ella.

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