A veces la peor de las situaciones se convierten en oportunidades para coincidir en el camino de la vida con personas extraordinarias. Algo así pasó con el doctor Delvys Rodríguez Abreu, oncólogo del hospital Insular, referente mundial en la investigación de la lucha contra el cáncer y pionero en técnicas que están revolucionando el tratamiento para los casos de cáncer de pulmón. Conocí a Delvys en el peor de los escenarios, con una situación desesperante por culpa de esa maldita enfermedad que tanta gente buena se lleva, como fue el caso que relato.
En medio de tantas dudas, miedos e impotencia, entrar por primera vez a la consulta de Delvys supuso una inexplicable sensación de tranquilidad, esperanza y ganas de empujar con todo. Fue él quien consiguió que el optimismo le ganara al desconcierto, que las ganas de vivir le arruinaran las esperanzas al tumor y el que, con una entrega irracional, consiguió alargar la vida de una persona buena.
Delvys derribó la prudente distancia de médico-paciente y entró a formar parte de nuestras vidas para no volver a salir nunca. Él podría estar en cualquier hospital del mundo cobrando diez veces más -ofertas no le faltan-, pero en cambio prefiere seguir luchando en Gran Canaria, donde sigue repartiendo dosis de vida a multitud de pacientes. Tenerlo aquí es una fortuna que el Cabildo de Gran Canaria premia, nombrándolo merecidamente como Hijo Adoptivo.
Enhorabuena, querido amigo. La isla no podría tener un mejor hijo, ni la ciencia un mejor aliado. Tu lucha es la lucha de todos los que te admiramos.