A la manera de Brando o susurrando

Del director ·

Con el desalojo del muelle algo se ha avanzado. Pero queda mucho

Sábado, 12 de septiembre 2020, 07:23

Gritar bajo el balcón como el personaje de Marlon Brando en 'Un tranvía llamado deseo' o susurrar al oído de los caballos. Son dos formas de conseguir un mismo objetivo. Digamos que Fernando Clavijo ha sido siempre más de la escuela de Brando en lo que a las relaciones con Madrid se refiere, mientras que Ángel Víctor Torres hasta la fecha sido identificado más como el personaje de Robert Redford en la película de historia equina, que es como un libro de autoayuda pero con Rocinante.

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Cada cual tendrá sus preferencias sobre el modelo a seguir. Yo me quedo con el resultado:ayer decenas de inmigrantes irregulares dejaron de estar tirados en el muelle de Arguineguín y empezaron a ser llevados a lugares más dignos. Claro que la dignidad conlleva una solución definitiva y esa solo tiene dos posibilidades: o se les devuelve a sus países cuando así lo permita la legislación o se les integra en la vida del territorio que ahora pisa, que no es otro que España y que Europa. Digo esto último porque compraron un billete para Europa y no para Canarias. YCanarias no renuncia a su condición europea, sino que espera que el continente que siempre ha dado lecciones de democracia y protección de los derechos humanos se acuerde que existimos.

El delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, bajó ayer a Arguineguín. Como también lo hicieron el presidente del Gobierno de Canarias y la consejera de Derechos Sociales. Mi incluyo entre los que echaban de menos esa presencia de los representantes del Gobierno regional. Y es verdad que la competencia no es suya, pero todo lo que pasa aquí lo es, por mucho que política o administrativamente el responsable sea otro. Un Gobierno a cuyos consejeros se pidió el día de la toma de posesión que fueran de carne y hueso no podía mantenerse lejos de lo que pasaba en Arguineguín. Porque para dar un puñetazo en la mesa, como acertadamente hizo Torres el lunes tras el desplante del ministro Escrivá, siempre es mejor que el golpe vaya precedido de la experiencia en primera persona.

En cuanto a Pestana, su presencia en el muelle debió producirse en el minuto uno. Ya que Escrivá tenía, por lo que se, la agenda muy ocupada, debió supervisar lo que ocurría y la calidad del servicio que se prestaba. Y en cuanto a este, hay que insistir que más no se le puede pedir a Cruz Roja, Policía Nacional y personal sanitario.

Conclusión: algo se ha avanzado. Pero queda mucho. No hay que aflojar ni un Pascal en la presión.

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