La tilde del solo
...y los gatos tocan el piano ·
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Este viernes, la Asociación de Directoras y Gerentes de Asuntos Sociales dio a conocer su 23º Dictamen de la dependencia, un estudio que obtienen, no sin mucho trabajo, extrayendo datos del Ministerio de Derechos Sociales y pidiendo otros al portal de transparencia. Pero, como decían en la presentación, solo es una fotografía de números. No hay que olvidar que cuando decimos que hay algo más de 6.000 personas en el limbo de la dependencia en Canarias, con su derecho reconocido pero sin recibir prestación, son exactamente eso: 6.000 vidas, 6.000 abuelos y abuelas, 6.000 personas mayores en extrema vulnerabilidad a las que como sociedad estamos dejando atrás.
Pero el presidente de la asociación, José Manuel Ramírez, fue más allá. Porque a él le hielan las cifras. Miles de personas que se quedan atrapadas en la burocracia del sistema, miles de personas que mueren sin ser valoradas, sin la atención a la que tienen derechos, sin la mejora de su vida que les promete una ley que requiere del compromiso firme de las instituciones.
Visto desde otro punto de vista, como hizo Ramírez. En este país la tilde del solo llena titulares, tertulias, provoca entrevistas, encuestas a la audiencia y cientos de comentarios en las redes sociales. 'Me gusta más con tilde', 'Pues yo no lo acentúo'. 'Haz lo que quieras'. 'Es que aquí sí que se confunde'… La tilde del solo moviliza más a la ciudadanía que la situación de vulnerabilidad de las personas en situación de dependencia que, no lo olvidemos, mayoritariamente son mujeres mayores de 80 años y que, mayoritariamente, también, son cuidadas por otras mujeres. Esa es la sociedad que tenemos, insolidaria hasta hartarse, pero con las ideas muy claras de por qué algunas palabras se acentúan. Bobos, no. Lo siguiente.
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