Uno de los llamados 'virales' de este fin de semana ha sido la pregunta que el exministro de Ciencia, el astronauta Pedro Duque, ha hecho ... en su cuenta de Twitter. «¿Más o menos qué proporción de la población están así de zumbaos?» escribió.
La cuestión aludía a una cuenta de cuñados conspiranoicos desde la que lanzan bulos. En concreto a un mensaje en el que se decía que «el 5G deja fritos a los vacunados, que caen como moscas».
No viene al caso debatir de números con un ingeniero aeronáutico, pero mi respuesta sería que la proporción, siendo alta, es menos de la que parece. Y es que suele olvidarse de que si bien hay quien se cree esta y otras patrañas similares, también hay que tener en cuenta la proporción de quienes no se la creen, pero sacan rédito de ella.
La figura del vendedor de crecepelos y milagros varios es la que viene al caso. La ultraderecha se mueve bien interpretando este papel. Por ejemplo, cuando pide incluir en el currículo educativo «la aportación de España a la civilización y a la historia universal, con especial atención a las gestas y hazañas de nuestros héroes nacionales», lo que traducido al español del siglo XXI significa Historia de España, una asignatura que está ya en el currículo educativo y que, por cierto, es común para todo el alumnado de 2º de Bachillerato sea de letras o de ciencias.
Más que preguntar por la proporción de «zumbaos» le diría a Duque que siguiera el rastro del dinero -subida de sueldos en ayuntamientos y comunidades, subvenciones públicas, donativos a partidos y similares, porque raro sería que los que siembran de mensajes cuñados las redes sociales no lo hicieran para incrementar los ceros a la derecha de sus cuentas en Suiza.
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