Ayer fue el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género. Debería escribirse en plural, «violencias», porque el fenómeno tiene múltiples caras. ... Aún así, podría entenderse en singular, como una muñeca rusa que esconde a las 1.237 mujeres asesinadas desde 2003 por el terrorismo machista. 1.237 familias marcadas por una tragedia que, en buena parte de los casos, no se supera. Ver cómo tu padre mata a tu madre, la agrede, la insulta o la menosprecia día a día no se olvida, fácilmente.
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Quienes sí olvidan son las administraciones públicas. La Asociación de Empresarias, Directivas y Profesionales (BPW) de Canarias expresaba su preocupación este viernes «por la baja presencia del tejido empresarial y político» en el acto institucional del 25N del Gobierno canario. «Resulta decepcionante ver una sala con apenas 50 personas en un evento tan crucial. ¿Dónde están las fuerzas políticas y el sector empresarial que deberían respaldar este pacto del Gobierno? ¿Qué tributo se le está dando a las mujeres asesinadas y a sus familias? ¿Qué mensaje se envía a las mujeres que sufren violencia en este momento?» se preguntó la asociación, que también recordaba que ese tejido empresarial recibe subvenciones a cuenta del Pacto de Estado contra las violencias machistas.
Parece que el acto del 25N se ha convertido en una rutina, un ritual que carece de significado, más allá de la foto en lila que se manda a la prensa. El medio centenar de mujeres asesinadas en lo que va de año o las más de 5.000 que solo en Canarias están en el sistema Integral de Seguimiento, Viogén, porque se aprecia un riesgo objetivo para su integridad física y la de sus hijos se quedan en números.
Tampoco le importa al Ayuntamiento capitalino. Se ilumina de malva y ya ha celebrado el 25N. Eso sí, que el recuerdo a las que ya no están no les estropee la Navidad. Comenzar la programación de actos navideños el mismo 25N, porque cae en sábado, es para hacérselo mirar.
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