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Los efectos del caso Grúas

«Hay otro factor clave: de reproducirse un pacto entre Coalición y PSOE (pendiente del orden de prelación) no podrá romperse sin más a mitad de mandato. El que sea presidente no puede a la ligera quebrar el acuerdo»

Jueves, 1 de enero 1970

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El posible reproche penal es a la persona, Fernando Clavijo, no a la organización (CC). Es decir, ni cabe contemplar el procedimiento judicial como un ataque político ni CC va a perder, salvo si llegado el momento no reacciona, su estructura electoral tradicional. Se tendrá diversas visiones sobre qué es el caso Grúas, hasta que conozcamos el potencial veredicto, pero estos son los parámetros en el que se desenvuelve todo y, por ahora, atañe a Clavijo a efectos de la política regional: nunca un presidente del Gobierno había estado investigado, el imputado de siempre. Dicho en plata, lo que está en juego es el recorrido político de Clavijo, si es que aún lo tiene.

Cuando llegue la noche electoral la primera opción que todos barajarán con calculadora en mano es si CC y PSOE suman los 36 escaños, con o sin la ayuda de Casimiro Curbelo. Ángel Víctor Torres puede y debe tocar poder institucional autonómico, no hacerlo sería un grave error por su parte que lo dejaría orillado de cara a seguir en política. ¿Qué pacto posible saldrá de las urnas? Nadie lo sabe. Lo que sí se está dirimiendo es quién será el interlocutor principal de CC: ¿Clavijo, Ana Oramas o Rosa Dávila? Y si no lo es Clavijo será por sus propios errores del pasado en su gestión municipal y no por otra cosa. Por lo que antes o después, en función de su incierta pero presumible comparecencia judicial, la cuestión estriba en si es mejor apartarse en beneficio de su propio partido (la lealtad que le debe y recíproca) y ceñirse a su defensa judicial. No se puede hacer campaña electoral sabiendo que te preguntarán los medios de comunicación, un día sí y otro también, sobre el caso Grúas sin resolver. Y esto lo saben Oramas, Dávila, David de la Hoz y los restantes dirigentes nacionalistas.

Hay otro factor clave: de reproducirse un pacto entre CC y PSOE (pendiente del orden de prelación) no podrá romperse sin más a mitad de mandato. El que sea presidente no puede a la ligera quebrar el acuerdo al estilo de la destitución de los consejeros socialistas que hizo Clavijo. Una lección vital deja esta legislatura que llama a su fin: a Clavijo le preocupaba ser tan solo investido y luego despreocuparse en cuanto que a una oposición tan plural le era difícil conjugar una moción de censura. Ese truco ya no vale. Y no es deseable, además, que Canarias sume mayor incertidumbre al periodo de ingobernabilidad que puede sobrevenir en el conjunto del país y en el horizonte canario. Otra razón más que hace preguntarse a algunos miembros de CC cómo de sostenible es la candidatura de Clavijo. Y de consolidarse su condición de investigado de aquí a mayo, es obvio que resta posibles a CC. Y lo saben. Al menos de momento, el problema lo tiene Clavijo; no tanto CC que está en meditación.

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