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Llorca regresa triunfante a La Luz

«En siete años el presidente de Puertos del Estado apenas ha visitado La Luz. Tras irse Ibarra, vuelve triunfante»

Jueves, 1 de enero 1970

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Silvia Fernández

La entrada de Juan José Cardona en la Autoridad Portuaria de Las Palmas va a suponer efectivamente un antes y un después en La Luz, pero no en los temas de interés para el Puerto, que seguirán en línea con lo fijado por Luis Ibarra, sino en la relación del puerto de Las Palmas con Madrid.

El vínculo entre Ibarra y el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, no se puede decir que haya sido bueno en los siete años de mandato del ya ex presidente portuario. Es más, sin remilgos, la relación entre ambos fue pésima y entró en el terreno de lo personal.

La felicidad que desprendía ayer Llorca en el acto de presentación de Juan José Cardona como nuevo presidente evidenciaba un gran alivio del presidente de Puertos del Estado, que ha vivido la etapa de Ibarra como una penitencia.

El propio Llorca reconocía abiertamente ante los medios de comunicación que la elección de Cardona como presidente era una satisfacción, ya que suponía volver «a una casa» que conoce bien, en la que tiene muchos amigos por su etapa en el consejo de administración y de la que ha estado alejado por la mala relación con Ibarra. Además, ahora estará en esta administración un presidente de su misma formación, el Partido Popular. Y eso une.

No sé si la relación entre Ibarra y Llorca empezó mal desde el principio o las cosas se fueron torciendo a raíz del expediente de La Esfinge y otros tantos temas que tuvieron en el plus de residencia la última batalla en esta guerra. Pero la cosa es que, en estos siete años, mientras Llorca visitaba Tenerife o se iba a Lanzarote y se fotografíaba con los dirigentes políticos y empresariales que proclamaban la independencia de la isla, La Luz dejó de existir para Puertos del Estado.

Llorca nunca se pronunció sobre si Madrid apoyaba la segregación del puerto conejero. El presidente de Puertos del Estado optó por la estrategia de acercarse al supuesto «enemigo» y jugar, sin decir nunca nada, que el malo era Ibarra.

Apenas dos o tres visitas y siempre por otro motivo que no era reunirse con el presidente del Puerto. Sí lo hizo con Ricardo Melchior, que ayer sorpresivamente también estuvo en el acto de presentación de Cardona, celebrando imagino, la caída de Ibarra.

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