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Leer mujeres

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Las venas abiertas ·

«Pertenezco a una generación que convivió con la invisibilidad de la mujer en muchos campos. Y en la cultura popular de la que me nutrí eso es indiscutible»

Martes, 9 de marzo 2021, 06:39

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En los días más crudos de la pandemia, cuando para salir a la calle era necesario un salvoconducto y había militares patrullando las aceras, me descubrí concluyendo ante la estantería de casa que era un lector con sesgo. En los lomos de mis libros no había prácticamente nombres de mujeres. Y no recordaba cuándo había leído a una por última vez.

Fue durante aquellas semanas en las que todos prometimos mejorarnos a través de la dopamina de los aplausos. Yo no quise ser tan ambicioso. Pero sí que pretendí acabar con la misoginia de mi biblioteca. Y está siendo un viaje alucinante. Compartí con Nona Fernández la nostalgia por lo que no se ha vivido y junto a Andrea Abreu y Ana Iris Simón abracé los valores que vienen del pueblo y que son más bandera que vergüenza. Con Valeria Luiselli pude dar un contexto más amplio y con perspectiva a los conflictos migratorios, pasados y presentes, y con Guadalupe Nettel me expliqué mejor los miedos que se asocian la maternidad y las imposiciones sociales que esta acarrea.

La librería de casa se ha ido enriqueciendo con la llegada de más mujeres, como Mónica Ojeda y su salvaje escritura. No reniego de esas historias que huelen a ron de Leonardo Padura ni al espejo generacional en el que me veo representado cuando leo a Miqui Otero, elementales en la construcción de mi mirada crítica y hasta en la estética del vivir. Pero creo que a través de ese objetivo tan minúsculo he crecido como persona y he logrado ampliar mi mirada incorporando esos puntos de vista. Y eso se lo debo a ellas y a las tantas que me faltan por descubrir.

Pertenezco a una generación que todavía convivió con la invisibilidad de la mujer en muchos campos. Y en la cultura popular de la que me nutrí eso es indiscutible. Nos toca ir superándolo.

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