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Las cucarachas nunca mueren

Las cucarachas nunca mueren

José L. Reina

Jueves, 1 de enero 1970

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La vida cambió para muchos la noche del pasado 26 de mayo. No fueron unas elecciones cualquiera. En la campaña se notaba un sentimiento prácticamente unánime: desalojar a CC de todas las instituciones posibles. Muchos años de gobierno nacionalista, hartazgo generalizado, y, como es natural tras una eternidad en el poder, aires de grandeza. Un partido que solo sabe gobernar, porque no ha experimentado otra cosa, es un partido de naturaleza altiva.

Esa trayectoria dorada hace que tanto los ciudadanos como los propios dirigentes, asuman unos, y celebren otros, que todo va a seguir igual. Pero todo cambió. Y entonces llegó el shock. Los nervios. Las declaraciones desde Madrid pidiendo renovación. Las críticas de Rivero señalando con el dedo a los que, en su opinión, son los culpables del drama que vive CC. Los silencios sospechosos de compañeros. Los guiños de otros hacia el nuevo gobierno, en busca del algún hueco en cualquier gabinete.

La imagen que mejor retrata la situación actual que vive CC es la de Clavijo dándole la espalda a Rivero, ante la mirada, la sorpresa, y el bochorno de muchos. El partido que dirige Clavijo se lavantó el 26M con una fortuna que parecía indestructible, y se acostó arruinado, hasta el punto de que está en tela de juicio su propia supervivencia.

La reacción natural del ser humano ante un hecho que no espera es entrar en estado de shock. Ese estado puede durar días, semanas o meses. Los principales dirigentes de ese partido siguen en ese estado. No terminan de creerse lo que ha sucedido.

El primer golpe de realidad fue durante la toma de posesión. Se respiraba una tensión que provocó escenas para el recuerdo. Más allá del famoso espaldarazo de Clavijo a Rivero, lo que se vivió durante el acto, abarrotado, por cierto, fue el inicio de una nueva etapa en la que los socialistas monopolizan prácticamente todo el poder. Canarias mira con lupa, toca estar a la altura.

Santa Cruz de Tenerife por la noche, y sobre todo en verano, está llena de cucarachas. Es complicado dar dos pasos y no encontrarse con una. Grandes y desagradables, como todas ellas. Aunque el otro día alguna decidió darse un paseo por la toma de posesión de Torres. Nacionalistas hasta hace tres días, ahora se han dado cuenta que eran socialistas desde pequeñitos. Y claro, ante semejante revelación, acuden en masa a comunicárselo al flamante presidente. Por si hay hueco.

Muchos años en puestos de confianza en la sombra, una vida, para muchos de ellos. En el currículum solo aparece esa experiencia, ni tan siquiera graduado escolar alguno. Las cucarachas nunca mueren.

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