De un canario 'adoctrinado'
«Es normal que el baifo se nos vaya»
Al común de los mortales es normal que el baifo se nos vaya. Incluso puede acontecerle a los parlamentarios regionales de Vox. Pasa sobre todo ... cuando nos da por acelerar más de lo conveniente al tomar decisiones y ejecutar tareas, olvidando que suele venir bien actuar al golpito, con fundamento.
Si tenemos algo de jilorio, lo mejor, aflojar un pizquito, echarse un enyesque y volver a lo que toque. Mucho mejor así que chiflarse y acabar haciendo chafalmejadas que te dejan con el culo al aire. En el equilibrio suele encontrarse la virtud.
Si se te enrisca la perra y los planes se te botan para el carajo, suele convenir un poco, casi hasta un mucho, reflexionar y valernos de algún puntal que nos auxilie. Dado que de totorotas y arretrancos parece que anda repleto el mundo, qué mejor que valernos de gentes que sepan discernir a quién le falta un agua y a quién no. Alguien que sepa decirnos y guiarnos cuando hay que subir para arriba y bajar para abajo. Y que incluso sea lo suficientemente competente para decirnos si conviene mandarnos a mudar o si nos bastaría con desparramar la vista, bajar el labio y actuar con la humildad suficiente como para asumir que entre quedarse uno rascado o acabar como un papafrita, lo segundo es peor que lo primero.
Porque si se encabezona uno es disparates y boberías, casi fijo que te acabarán mandando a pulpiar a la marea y que incluso te pidan que te jinques un tuno. Lo normal cuando uno tiene una actitud propia de machangos, toletes, batatas y verijas. O como suele emplear un buen amigo de amplia sabiduría popular, cartero para más señas; de simplón, que casi es lo mismo que chiquillaje, vocablo que también maneja con enorme gracejo este estimado consocio, como muchos canarios de bien, a quien alguna vez les he escuchado tildar a alguno de cachanchán.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión