
Cariñoterapia al Papa Francisco
José Mazuelos
Obispo de la Diócesis de Canarias
Sábado, 26 de abril 2025, 23:29
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José Mazuelos
Obispo de la Diócesis de Canarias
Sábado, 26 de abril 2025, 23:29
Ayer despedíamos al Papa Francisco con tristeza y al mismo tiempo con la alegría de saber que ha pasado a la casa del Padre y ... con la esperanza puesta en el Cónclave que comienza en los próximos días.
Hemos visto durante la Semana Santa la tenacidad del Papa, que ha querido terminar sus días sirviendo en la misión que se le había encomendado y hasta el final ha querido celebrar con los peregrinos de este año jubilar. Esto le impulsó a aparecer el domingo para dar la bendición urbi et orbi y recorrer, una vez más, la plaza de San Pedro para saludar a todos.
El Papa Francisco fue fiel a vivir su ministerio con entrega y humildad evitando, lo que él, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium llamaba, la mundanidad espiritual que se encarnaba en el clericalismo, es decir, cultivar actitudes vanidosas y arrogantes hacia los demás y olvidar que la misión implica servicio tal como nos lo mostró el Señor en el lavatorio de los pies y que, nuestro querido Francisco, renovó celebrando la liturgia del lavatorio en la cárcel.
A lo largo de sus doce años de Pontificado (13 de marzo de 2013- 21 de abril de 2025) sus palabras, gestos y escritos han sido una riqueza para la Iglesia y para el mundo. Fue un Papa que, como él mismo dijo en el primer momento de su pontificado, viene del fin del mundo y era el primer Papa latinoamericano y jesuita le llevó a poner en el centro de su labor las periferias existenciales.
En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium introdujo el verbo 'primerear' bajo el significado de 'tomar la iniciativa', 'adelantarse', en la tarea evangelizadora y de apostolado que a todos nos toca desempeñar. Fue su primer escrito y podemos considerarlo un documento programático en el que de un modo ameno lanzaba a la iglesia el reto de afrontar la nueva evangelización, salir a las periferias y a convertirse en hospital de campaña. Era una invitación en línea con su antecesor Benedicto XVI y, desde ella, proponía la pastoral de una iglesia en salida. Tenía claro que la iglesia no podía encerrarse en sí misma y menos introducirse en un bunker doctrinal defensivo, sino que, como el Padre del Hijo pródigo, debía abrir las puertas, encender las luces y salir a esperar a su hijo para manifestar la misericordia de Dios. Este anhelo pastoral quedó bien reflejado en su Exhortación Amoris Laetitia y en los Sínodos convocados sobre la familia (2014-y 2015), los jóvenes (2018) y el de la sinodalidad (2023 y 2024). Y en los dos jubileos que convocó en su pontificado el Jubileo de la Misericordia y el del Año Jubilar sobre la Esperanza.
A través de sus tres Encíclicas Laudato Sii, Fratelli Tutti y Dilexit Nos, podemos destacar algunos elementos de su magisterio.
Es conveniente señalar sus denuncias al individualismo y a la economía del descarte, que se va imponiendo en nuestra sociedad, así como su preocupación por la ecología y su invitación a la fraternidad para hacer posible un mundo más justo y humano. Ojalá que esas enseñanzas de tanta profundidad puedan ser más conocidas y apreciadas.
El Papa Francisco nos motivó a propiciar la 'cultura del encuentro' un concepto que se basa en el reconocimiento de la dignidad inherente de cada persona humana, lo que le llevó a la instauración de la Jornada Mundial de los Pobres y la Jornada Mundial de los Abuelos. De hecho, el Papa Francisco recalcaba constantemente el valor que se le debe dar a la vida humana, pedía un trato cuidadoso con los enfermos terminales y nos hablaba siempre de la importancia de acompañar y cuidar a las personas que sufren. También nos pedía no descartar al enfermo, al pobre, al que debemos cuidar y a los ancianos. Con todo ello nos demandaba no practicar la 'Cultura del Descarte', es decir, no descartar o lo que es lo mismo, no marginar a estos nuestros hermanos.
Su amor por los más desfavorecidos le llevó a prestar especial atención a los migrantes para los que pedía, sin cesar, acogida e integración. Cómo no recordar aquella misa celebrada en Lampedusa donde el altar y la cruz que estaban hechos con las maderas de las barcas, los cayucos y las pateras hablaban de sufrimientos y vidas perdidas.
Con gran cariño recuerdo en nuestro encuentro con él junto al Presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, la cercanía con nuestro pueblo ante el problema migratorio. La carta que envió a las dos Diócesis de Canarias donde nos agradecía los grandes esfuerzos realizados para dar respuesta a la situación de emergencia que suponía la migración, afirmando: «¡Gracias por abrir las puertas del corazón a los que sufren¡». Reconocía la sensibilidad y hospitalidad del pueblo canario y nos animaba a «seguir construyendo redes de amor y faros de esperanzas que iluminen las sendas de una nueva humanidad, dispuesta a inclinarse como el Buen Samaritano».
También resaltar su deseo de venir a Canarias, que pienso lo truncó la enfermedad. Durante el vuelo de regreso a Roma tras su viaje apostólico a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor-Oriental y Singapur afirmaba en septiembre de 2024: «Pienso un poco en esto, en ir a Canarias porque allí está la situación con los migrantes que llegan del mar y querría estar cerca de los gobernantes y el pueblo de Canarias».
Estas palabras llegaron al corazón de nuestro pueblo canario que ante la dura y trágica realidad de la inmigración ilegal en la denominada ruta atlántica, la más peligrosa ruta marítima para llegar a Europa, experimentaba la cercanía del sucesor de Pedro.
Recordar en este domingo de la Divina Misericordia su lema episcopal 'Miserando atque eligendo'. El gerundio latino 'miserando' es intraducible en italiano y en español. Es por eso que al Papa se le ocurrió traducirlo con otro gerundio que no existe: 'Misericordiando' y nos invitaba continuamente a todos a 'misericordiar' y a 'dejarse misericordiar por Dios', es decir, dejar que el Señor tenga compasión por nosotros ante nuestros pecados y nuestras desobediencias.
Queridos canarios, para terminar este breve y atrevido semblante del Papa Francisco, nada mejor que señalar otro de esos vocablos que él inventaba la 'cariñoterapia'. Francisco utilizó este término en Méjico ante los niños con cáncer para explicar que no es suficiente únicamente el suministro de medicamentos a quienes los necesitan, sino también darles muestras de cariño, con el objeto de optimizar su tratamiento afirmando «A todas las personas que no sólo con medicamentos sino conla cariñoterapia ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría. Tan importante la cariñoterapia. ¡Tan importante! A veces una caricia ayuda tanto a recuperarse». Apliquemos la cariñoterapia rezando por el eterno descanso de su alma y no olvidando su llamada a crecer en fraternidad y humanidad.
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