Una de las cosas más divertidas de las campañas electorales y las elaboraciones de listas de los partidos es ver como se cuelan en ellas ... diferentes personajes que tratan de pasar desapercibidos por si, con suerte, nadie se da cuenta del truco y consiguen pillar algún carguito. Me refiero a esos candidatos que lo mismo se presentan con Vox en unas elecciones que con el PSOE en las siguientes, o afiliados de toda la vida del PP que de repente se ve, como por arte de magia, en una lista electoral liderada por Carolina Darias para salir como concejal socialista en el ayuntamiento capitalino. En este sentido, el PSOE gana por una clara mayoría.
Aunque hay otra clase de intrusos, los que, habiendo defendido y pertenecido a otros partidos hasta el otro día, deciden saltar ideológicamente en diez minutos y unirse a los que tanto criticó. Y de estos hay muchos ejemplos, y si no que se lo digan a Ciudadanos y su fuga de 'cerebros' en busca de algún puesto que les permita seguir cobrando unas perras los próximos cuatro años. Tantos excargos y afiliados del partido naranja que, oh qué sorpresa, ahora sienten un nacionalismo descomunal, o un socialismo que estaba escondido, o por qué no, un amor por el PP platónico muy difícil de explicar. Total, como los votantes somos imbéciles, ¿qué más da?
Lo preocupante, además, es que los partidos no hagan el mínimo esfuerzo de investigar a los candidatos que los representan en una elecciones, por lo que no es de extrañar que de aquí al 28M veamos algún disparate más en las listas. Todo vale para llenarlas, aunque sea con afiliados ajenos o enemigos íntimos. Que siga el espectáculo, pero que acabe ya.
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