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stábamos en toda España enredados en el debate de si la amnistía a los implicados en el proceso soberanista catalán era un peaje para la ... supervivencia de Pedro Sánchez en el poder o una medida necesaria para normalizar la vida política en Cataluña y llegan ERC, Junts y los Comunes, se pelean entre ellos y salta por los aires la legislatura catalana.
El resultado es que la dinámica electoral en que estábamos ya inmersos, con comicios en Euskadi en abril y elecciones europeas en junio, tiene otra fecha en el calendario: cita con las urnas en mayo.
El anuncio de Aragonès de adelantar las elecciones en Cataluña tiene un gran impacto en la política estatal. De entrada, porque es precisamente el resultado de la incapacidad de los soberanistas para ponerse de acuerdo entre ellos. Están dando la razón a los que sostienen que Cataluña hace tiempo que entró en una peligrosa deriva, donde ni hay sentido de Estado ni de la propia nacionalidad. ERC, Junts y los Comunes están a ver cómo arañan algunos votos y les da igual tirar por la borda la gobernabilidad.
En cuanto a los socialistas, veremos si sus buenos resultados en esa nacionalidad en las últimas elecciones generales se repiten en mayo. Pero es que si así fuera, estarían lejos de la mayoría absoluta, de manera que tendrían que elegir socio: ¿con Junts o con ERC? ¿Y cómo se lo tomará el que no sea elegido y cuál será su reacción en el Congreso de los Diputados?
A corto plazo, se esfuma la aprobación por la vía rápida de los Presupuestos del Estado. El PSOE precisaba para ello del apoyo de Junts y ERC, dos fuerzas políticas que ahora, instaladas como están ya en una dinámica electoral, no estaban como para hacerse una foto al lado de la ministra de Hacienda. Se aleja así una negociación bilateral en materia de financiación entre el Estado y Cataluña, que quizás sea la mejor noticia para el resto de España tal y como iba pintando la cosa.
Y en paralelo hay otra derivada: Junts dejó entrever este miércoles que aspira a que Carles Puigdemont sea un candidato a presidente, mientras que ERC posiblemente ha optado por disolver ya el Parlamento catalán para ver si así el expresidente no puede presentarse porque la amnistía no estará aprobada.
Sea lo primero o sea lo segundo, los problemas se le amontonan a Pedro Sánchez. Sus aliados están demostrando una inestabilidad persistente y, además, que se llevan cada vez peor entre ellos.
La legislatura se complica, y mucho.
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