Entre los nervios y el enfado
Acertó Torres aceptando preguntas pero se equivocó su equipo limitando cuántas contestar. Y le sobró al ministro mezclar churras con merinas al hablar de Clavijo
No debe ser fácil llevar meses esperando saber qué dirán de uno cuando terceros te están revisando el pasado y sospechas que hay pasajes de ... los que no te acuerdas bien qué hiciste, qué dijiste y con quién cenaste. Y menos aún si, cuando llega el momento para hablar del asunto, compruebes que el sonido falla, con lo que cada chirrido de la megafonía invita al respetable a taparse los oídos o a cambiar de canal.
Algo de eso debió de pasarle este martes por la cabeza al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, que eligió la sede del departamento que dirige para valorar el informe de la UCO que ha llegado a las partes del procedimiento (y a los medios) por fascículos.
Quizás por todas esas circunstancias se notó a Torres a medio camino entre los nervios iniciales y el enfado. Hubo un momento en que recordó a aquel presidente de Canarias que vimos en el verano de 2020, cuando, al acabar el confinamiento y llenarse de nuevo las plazas y, sobre todo, las playas, había un serio riesgo de repunte de contagios de covid-19. Ese tono de profesor cabreado con los alumnos que no hacen la tarea fue el que sacó a relucir para referirse tanto a la oposición parlamentaria como a los medios de comunicación. En este asunto, a ver si el ministro y otros políticos asumen que ya es hora de poner nombres y apellidos a los medios que critican, porque esto de generalizar cansa un poco y no hay motivo para que paguen justos por pecadores.
También le sobró a Torres mezclar churras con merinas cuando le preguntaron por la valoración de unas declaraciones hechas horas antes por el presidente de Canarias, Fernando Clavijo. El recordatorio de los casos archivados fue extemporáneo y, sobre todo, impropio de alguien que había convocado a la prensa para hablar de lo suyo.
Sí acertó el ministro al aceptar preguntas de los periodistas. Eso sí, se equivocaron los de su equipo al ser parcos en la cantidad de periodistas que podían hacerlas. Porque es innegable que el informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, leído y releído, deja algunos interrogantes que el ministro no aclaró hasta el último milímetro. Así, su respuesta sobre Ana María Pérez fue probablemente la más escasa, todo lo contrario de la contundencia con que se expresó en el Parlamento de Canarias cuando se le preguntó si había tenido relación con la que fue directora de Recursos Económicos del Servicio Canario de la Salud. Esa contradicción, que PP y CC ya definen como «mentira», va a dar que hablar y ya se verá si tiene otras consecuencias.
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