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A ver si ahora resulta que vamos a tener que darle las gracias a Santiago Abascal. Si así fuera, pues «muchas gracias, señor Abascal», que ... lo valiente tampoco quita lo cortés (y viceversa). Lo digo porque el anuncio hecho este jueves por el líder nacional de Vox de romper los gobiernos autonómicos con el Partido Popular puede cambiar sustancialmente el debate en torno a la modificación de la Ley de Extranjería, de manera que el PP, ya liberado del yugo de su aliado de ultraderecha, pueda sumarse al consenso alcanzado entre el Gobierno central y el canario (con el recordatorio de que en este último el propio Partido Popular está sentado en el Consejo de Gobierno).
Que una alianza de gobierno que afecta a cinco autonomías y casi dos centenares de ayuntamientos, algunos de gran peso específico, político y socioeconómico, salte por los aires por el reparto de 400 menores migrantes no acompañados es, evidentemente, una excusa. Sabido es que para Vox el mejor inmigrante es aquel que ni llega a serlo, esto es, que no emigra. Y si arriba a nuestras costas, su máxima es subirlo a un barco o a un avión y devolverlo al lugar de donde partió. Si son menores de edad, les da igual; si vienen solos, lo mismo; si son el único sustento de sus familias, pues otro tanto... Recordarles que el derecho del menor prevalece sobre la condición de migrante les entra por un oído y les sale por el otro, como también que España es un país que necesita inmigración para sostenerse económicamente, y así lo indica una institución tan poco sospechosa de ser bolivariana como es el Banco de España bajo el mandato de su hasta hace poco gobernador, el saliente Hernández de Cos.
Con todo eso sobre la mesa, creo que solo Abascal y su círculo más reducido saben a ciencia cierta las razones de la ruptura. Puede ser la sospecha de que, siguiendo con el PP, en lugar de crecer en votos, continuarían menguando; también puede influir la irrupción de Alvise Pérez, que ha obrado el milagro de dar la sensación de que Vox es poco extremo; y también las extrañas alianzas europeas del partido de Abascal, ahora en la foto con los que defienden a Putin... Pero sea lo que fuere, ahora el PP tiene más fácil sentarse con el PSOE, matizar lo que sea preciso el acuerdo entre los gobiernos central y canario y sacar adelante el reparto por ley entre las comunidades. Y así, además de demostrar que entienden que Canarias es España, se le da un revés a dos manos a Vox... y a Junts. Que, desde la óptica canaria, se lo han ganado a pulso.
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