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La pasión por el fútbol sigue pasando de generación en generación. Juan Carlos Alonso

La magdalena del buen fútbol canario

Del director ·

Quizás por eso el mérito es mayor, con un entrenador cuya vitola era básicamente la de buen 'formador'

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 27 de mayo 2023, 22:28

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Este jueves entró sin avisar por la Redacción del periódico Quique Wolff, acompañado por el jefe del área de Deportes, Ignacio S. Acedo, y el efecto fue como el que cuenta Proust cuando su personaje muerde una magdalena y retrocede en el tiempo. Wolff, que militó en la Unión Deportiva Las Palmas y después en el Real Madrid, llegó sin aviso previo y quizás por eso el impacto fue mayor. Al instante, la mente recuperó, como si fuera un archivo olvidado, imágenes de la infancia viendo alguna vez en directo en el ya desaparecido Estadio Insular al futbolista y en aquellos resúmenes televisivos de entonces, con 'moviola' incluida.

Al producirse una feliz noticia como la del ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas, lo lógico es la celebración del momento, de ese éxito presente y de la confianza en que por delante vengan tardes de fútbol de Primera. De categoría, en el doble sentido de la palabra.

Pero las emociones son más sólidas si se sustentan en los recuerdos, y este ascenso tiene, para los que peinamos canas o sencillamente apenas tenemos nada que peinar, ese regusto agradable de los tiempos en que el fútbol canario, y en particular la Unión Deportiva Las Palmas, militaba en la máxima categoría y era un sinónimo de un balompié de calidad.

Años más tarde llegarían otros con la teoría de asegurar la posesión, el manido 'tiqui-taca' y todo eso que, en parte, llevó a España a las más altas cotas, coronándose como campeona del mundo en Sudáfrica y con un par de sus equipos conquistando casi todos los títulos continentales en juego.

A aquella UD de sus buenos tiempos le faltaron los títulos, pero el reconocimiento por el buen juego se lo ganó a pulso. Y en esta temporada algo de eso se recuperó, con lo complicado que es tener identidad propia en un deporte de élite que se va llenando de gente de aquí y de allá, cosa que no es mala 'per se', pero que hace que ese ADN particular pueda diluirse. Quizás por eso el mérito es mayor: llegó un entrenador cuya vitola era básicamente la de buen 'formador', pero que, no siendo canario, pareció desde el principio que quería jugar en plan canario. Como con Wolff, que tampoco era nativo pero que lo pareció, en una demostración de que el buen deporte no tiene patria o que, en todo caso, crea su propio país:a este lado de la frontera los 'jugones' y más allá el resto.

A aquella Unión Deportiva Las Palmas de sus buenos tiempos le faltaron los títulos

Hay que reconocer que hubo intentos recientes de replicar aquel juego de sello canario pero que no salieron del todo bien. Quique Setién lo intentó pero los riesgos fueron notables, porque cualquier mínimo error en la salida del balón se convertía en una oportunidad de oro para los rivales. En esta temporada, ese riesgo de conjuró armando en la parte defensiva un equipo bastante más sólido. Salvo alguna pájara deportiva, como el partido en el Heliodoro Rodríguez López, esta UD ha sido un equipo bien armado desde la retaguardia, como lo demuestra que el ganador del Premio Germán Dévora haya sido Coco. Y si se cuenta con un extra de seguridad y seriedad bajo los palos, pues mejor.

De ahí hacia arriba se sabía lo que iba a aparecer. El equipo ha estado armado en gran parte de la temporada para depender de Viera, algo que él ha asumido con los galones del oficio, la capitanía y las ganas confesas de darla a la UD y a su afición el premio del ascenso. Pero ha sido también una opción arriesgada:primero, porque los equipos deben ser, una suma de personas que aportan su saber hacer y su talento, de manera que la excesiva dependencia de una figura supone un plus de exigencia para esa persona, al tiempo que hace que los rivales sepan desde el minuto uno qué resorte tienen que desactivar. No han faltado los que, bajo el manto de la afición amarilla, han puesto reparos a esa 'Vieradependencia', pero si los resultados son los que mandan, el capitán está en condiciones de dirigirse a ese sector y mandar a callar, como los goleadores en campo enemigo cuando marcan después de estar aguantando pitos todo el partido.

Hay que asumir que esto no es una ciencia exacta: miremos lo que ha sucedido esta temporada

Con el ascenso en el saco, ahora empezarán las especulaciones y los planes de un futuro para el que no hay que esperar mucho: la Primera arrancará todavía metidos en el verano y el tiempo pasa volando, sobre todo cuando hay que tirar de chequera para ir al mercado a reforzarse.

En un país donde todos los futboleros tenemos alma de entrenador y, ya puestos, de seleccionador, seguramente cada uno tiene su propia lista: «Pues yo traería a otro buen central, un medio centro ofensivo y un par de delanteros con garantía de gol...» Pero también hay que asumir que esto no es una ciencia exacta: miremos lo que ha sucedido esta temporada en la Liga Santander, con el Sevilla coqueteando durante un tramo importante con los puestos de descenso y ahora encarando una final continental, con un histórico como el Espanyol en las puertas del descenso y con un modesto como el Rayo Vallecano arrancando en los primeros meses en zona de lujo y con varios clubes interesados en hacerse con los servicios de su entrenador. O elevemos la mirada a otras ligas, donde el poder de estructuras de poder asentadas en el petróleo no son garantía de conseguir los títulos soñados.

En todo caso, pase lo que pase en la siguiente temporada canaria, me gustaría que el peninsular, viendo jugar a la UD, también sintiera algo parecido a lo de reencontrarse con Wolff. La magdalena del buen fútbol, con el argentino que acabó jugando como un canario.

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