Investidura
Feijóo quiere demostrar que lidera no solo un partido, sino un bloque
Estaba claro que Alberto Núñez Feijóo tenía que presentarse ante Felipe VI con el mensaje de «yo lo puedo conseguir», como también era evidente que ... Pedro Sánchez iba a ir con el mismo discurso. Lo habían dicho con antelación y también con antelación habían dicho que respetarían la decisión del monarca.
De hecho, Felipe VI no tenía otra salida que hacer lo que ha hecho. La Constitución señala que su decisión se produce tras una ronda de consultas, y a esos encuentros no fueron partidos que son decisivos para la mayoría con la que pretende ser investido Pedro Sánchez. Y el hoy presidente en funciones no está legitimado para acudir ante el jefe del Estado y decirle: «Nadie lo sabe pero yo ya tengo asegurados los votos del PNV, ERC y de Junts». Así las cosas, lo primero que debe decirle Sánchez a sus aliados es que la próxima ocasión, si no quieren acudir a Zarzuela, al menos pueden mandar un telegrama informando de sus pretensiones.
¿Estamos ante una investidura fallida? Posiblemente sí. A Feijóo le faltan votos para la mayoría absoluta y no parece que Junts le vaya a hacer un favor. ¿Por qué entonces el empeño del presidente del PP? Para empezar, porque quiere demostrar que lidera no solo un partido, sino un bloque que en algún momento puede ser mayoritario, un mensaje de gran relevancia pensando sobre todo en un hipotético cambio de posición del PNV si en algún momento la legislatura de Sánchez se tuerce o se vuelve imposible la gobernabilidad. Y para continuar, porque Feijóo precisa ante su partido dar sensación de liderazgo, aunque sea como jefe de la oposición. A fin de cuentas, él acaba casi de llegar a la política nacional y tiene que asentarse, ocupando por primera vez escaño en el Congreso y jugando sus bazas, que no son menores: control del Senado, amplio poder autonómico y local. E insisto en una tercera clave: si Feijóo no hubiese dado el paso de intentar la investidura, estaría abriendo el melón de su sucesión al frente del partido, con las miradas puestas en la combativa Isabel Díaz Ayuso y en el menos beligerante Juanma Moreno, dos estilos diferentes en la forma de manejarse en campaña pero ambos exitosos.
En cuanto al calendario, la fecha elegida para el debate de investidura permite evitar otras elecciones en navidades. Sobre eso, me remito a lo que ya dije respecto a los comicios en julio: ¿de verdad nos hemos vuelto tan comodones? Condicionar los plazos democráticos al deseo de fiesta no parece propio de un país convencido de la importancia de votar en libertad.
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