Extremadura
Ya tenemos las primeras elecciones en el calendario:en diciembre, en Extremadura, y justo la víspera del sorteo navideño de la Lotería, de manera que ... ya veremos a quien le toca el premio gordo en esa región.
La presidenta extremeña, María Guardiola, del Partido Popular, ha hecho lo coherente en un sistema de democracia parlamentaria:ante la evidencia de que carece de apoyos para sacar adelante los presupuestos autonómicos, lo que conduce a un bloqueo en la gestión, solo le cabía presentar una cuestión de confianza o disolver y convocar elecciones. Y como la oposición tampoco articulaba una moción de censura, pues ha tirado por la vía más tajante: adiós muy buenas y que decidan los extremeños cómo se sale del callejón aparentemente condenado a tropezar siempre con un muro al final del mismo.
No está de más recordar que Guardiola se hizo famosa por equipararse con Groucho Marx. Pasó de ser conocida en Extremadura a serlo en todo el país cuando primero esgrimió unos principios tajantes al asegurar que prefería irse a su casa antes que pactar con Vox. Después, la llamaron a capítulo desde la dirección nacional del partido y donde había dicho digo entonces dijo Diego. «No puedo dejar entrar en el Gobierno a quienes niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes deshumanizan a los inmigrantes, a quienes tiran a una papelera la bandera LGTBI. (...) Tampoco voy a entrar en batallas culturales que están superadas; se trata de solucionar el futuro de los extremeños», clamó en su día a los cuatro vientos cual Escarlata en 'Lo que el viento se llevó'... y eso mismo pasó con aquellas palabras:se las llevó el viento de la necesidad de poder que tenía entonces el PP.
El experimento de convivencia entre PP y Vox salió mal porque este último partido, en una jugada muy arriesgada, optó por abandonar los gobiernos regionales y coger la bandera de la lucha contra la migración. En términos de demoscopia pura parece que les ha salido muy bien la apuesta, de manera que, si damos por buenas las encuestas, Vox atraviesa su mejor momento en cuanto a expectativas de voto.
Extremadura será un primer test de gran valor. No para el PSOE, que difícilmente levantará cabeza, sino para calibrar si de verdad el partido de Abascal está creciendo a costa de mermar las expectativas del PP. Porque si es así y con la intensidad de algunos sondeos, entonces los populares comprobarán que tienen un problema sistémico.
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