Emergencia y descontrol
Una administración debe ser celosa con el dinero que entrega a terceros
Las declaraciones de emergencia en el ámbito administrativo se inventaron para dar agilidad a los trámites, especialmente a las contrataciones, de manera que la urgencia ... de un problema no tropezara con la habitual lentitud de la burocracia. De fondo siempre subyace una misma queja: la legislación estatal sobre contrataciones en el sector público, que se modificó para cerrar la puerta a la corrupción, complica hasta el infinito y más allá los procedimientos.
En el caso de Canarias, llevamos más de un año de trabajos parlamentarios en la comisión sobre los contratos sanitarios en la pandemia y lo único claro hasta la fecha es que la celeridad de algunas operaciones y la falta de controles permitió precisamente que se colasen por las rendijas los amigos de hacer negocio fácil cuando la necesidad era mayúscula.
Por eso mismo no es de recibo que, ante el resurgir del caso en torno a la gestión de la Fundación Respuesta Social Siglo XXI, la respuesta del Gobierno actual sea la misma que aquel al que se criticó por cómo regaló el dinero (presuntamente) a RR7 o cómo dejó entrar a la empresa amiga de Koldo y Víctor de Aldama.
Por mucha emergencia que haya, una administración debe ser celosa con el dinero que entrega a terceros. Si lo hace para atender los derechos que asisten a menores migrantes no acompañados, esto es, a personas en situación de vulnerabilidad, más doloroso resulta que la respuesta del Gobierno sea que no puede hacer más y que su trabajo se limita a multiplicar niños por una cuantía económica y asegurarse que la cifra resultante es la que aparece en la factura.
Insisto: esa misma falta de celo hizo que se volatilizaran 4 millones de euros que iban para un millón de mascarillas que nunca llegaron. Porque en ese caso la multiplicación de marras cuadró con lo que ponía en la factura.
Lo único que está consiguiendo el equipo de Candelaria Delgado con sus desafortunadas declaraciones es dar pábulo al discurso de Vox que sostiene que la atención a los migrantes solo sirve para quitar dinero que podría ir a los servicios públicos de los españoles y ponerlo en el bolsillo de unos listillos que se están haciendo de oro bajo la apariencia de ser entidades sin afán de lucro.
Como apunta el fiscal Anticorrupción en su querella sobre Siglo XXI, también clama al cielo que se cierre un centro porque no funcionaba bien, se mueva al director a otro y nadie en el Gobierno pida explicaciones. Y mal por el equipo de Noemí Santana, que miró para otro lado, pero espero no concluir que peor por los que vinieron después porque hicieron otro tanto.
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