Colecciones reales

Al margen de las cifras astronómicas que ha costado el edificio, los años de demora en su construcción e inauguración o las dimensiones y la cantidad de objetos expuestos, la filosofía del mismo está enraizada con la historia de España y conecta además con otras tradiciones museísticas europeas. Sobre todo anglosajonas, como el V&A Museum, pero también hay algo de galería de colección en el Louvre o en el Museo de la Guerra de Bruselas.

Básicamente, este nuevo espacio madrileño es una selección de lo que durante siglos fueron amontonando las monarquías de los Austrias y los Borbones. Los reyes tenían entre sus cosas buenas eso de ir haciendo acopio de lo más selecto de los artistas de su época, acogiendo a algunos bajo su manto protector, hasta convertirlos en 'cortesanos'. De esa forma, actuaban como notarios de la monarquía del momento, unos escribanos dotados de talento artístico que iban dejando su huella particular en las obras de encargo que les garantizaban un jornal más que decente.

Todo esto conviene tenerlo presente ahora que tanto se cuestiona esto de mirar hacia atrás. La Galería de Colecciones Reales es, desde ese punto de vista, un ejercicio de memoria histórica. Sin esas monarquías absolutistas, sin aquel imperio español, no se entendería el arte español. Como tampoco se entendería durante siglos sin la influencia de la Iglesia católica. Para lo bueno pero también para lo malo, porque al mismo tiempo que era la excusa para algunas de las mejores obras del Greco, el oscurantismo iba tapando creaciones de otros artistas en templos de la España peninsular o iba destruyendo la huella de religiones varias que tuvieron también mando en plaza en nuestro país (la musulmana y la judía, por ejemplo).

Ahora que viene una campaña electoral y los partidos se lanzan a prometer para ganar votos, no estaría de más incluir el abono de una visita de los escolares de todo el país (desplazamiento incluido) a esta Galería de Colecciones Reales. Por los méritos artísticos y por el valor histórico de la misma. España, a fin de cuentas, es la suma de muchas Españas, pero también lo es de esa que forjaron Austrias y Borbones. Insisto: con sus luces y sus muchas sombras.