Bellas Artes
Del director ·
A falta de tener ya el museo, bienvenida sea la exposiciónGran Canaria tendrá su Museo de Bellas Artes pero, mientras culminan las obras en el inmenso edificio que albergó el hospital San Martín, al menos ... tenemos la certeza de que habrá contenido suficiente para una oferta museística de calidad. En cantidad y en variedad, que es de lo que se trata habitualmente en ese tipo de museos, concebidos como un gran contenedor que permite al visitante conocer la evolución del arte en el emplazamiento en que se sitúa.
El Cabildo de Gran Canaria ha tenido a bien ofrecer un aperitivo de lo que será el Museo de Bellas Artes. Lo hace con una exposición en tres emplazamientos que va recorriendo la época, estilos e influencias, mostrando un amplio abanico de lo que hombres y mujeres han dejado para la posteridad. Unos sin proponérselo -el arte prehispánico, por ejemplo-, otros por devoción -el religioso- y un puñado de ellos a conciencia -las aportaciones de los últimos siglos-.
Todo ello va acompañado de pequeños textos que sitúan el arte en su contexto temporal, algo absolutamente necesario, y en especial en los tiempos que corren. Lo digo porque, sin esos pasajes introductorios, más de uno se puede abonar a esa peligrosa tendencia de decidir qué es políticamente correcto con la mirada actual, lo que está llevando a un peligroso revisionismo y a la cultura de la cancelación. O a absurdos como la profesora expulsada de un colegio de Estados Unidos por enseñar a sus alumnos el David de Miguel Ángel, algo que unos padres y la dirección del centro consideraron pornográfico.
Cuando el Museo de Bellas Artes sea una realidad, Gran Canaria habrá incluido en su catálogo cultural un espacio más que necesario, que servirá para que los de aquí seamos conscientes de que hay una huella grancanaria importante en la historia del arte y también para que lo sepan quienes nos visitan.
Pero seguirá quedando pendiente una asignatura: será un espacio museístico más en una ciudad que carece de un lugar que cuente su historia, su condición de motor de la isla y de la región, la importancia de los que vinieron de fuera y de lo que desde aquí se llevó fuera... Porque Las Palmas de Gran Canaria sigue siendo una de las pocas grandes ciudades de España que no tiene un museo centrado en la propia ciudad. Se perdió la oportunidad de ubicarlo en el castillo de La Luz, se desperdició hacerlo en Mata, tampoco se planteó aprovechar el edificio Miller para ese cometido... y ni siquiera se plantea en paralelo a la aventura del Patrimonio Mundial para Vegueta-Triana.
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