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¿En qué cree Ángel Víctor Torres?

Jueves, 16 de julio 2020, 14:20

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Está resultando muy costoso saber qué piensa el nuevo y flamante secretario general de los socialistas Canarios, Ángel Víctor Torres, sobre los principales problemas de Canarias y sobre el futuro inmediato de su política general y particular. Torres está demasiado callado, sigiloso, silencioso. No quiero creer que este silencio responda a que no tiene criterios elaborados sobre determinadas cuestiones y piensa esconderse detrás de su Ejecutiva. Ni una entrevista esclarecedora, ni un comentario privado que permita saber qué piensa el secretario general del PSC-PSOE, más volcado que nunca en las tareas mediáticas de su cargo en el Cabildo de Gran Canaria. Eso sí, muchos rumores que tratan de interpretar su hermético pensamiento tan abierto en el mes de julio, para hablar de su proyecto de partido, que, visto lo visto, no ha podido concretar, literalmente engullido por sus apoyos, precisamente, los más conservadores del partido, los más insularistas y los más dispuestos a perpetuar a Coalición Canaria como la fuerza hegemónica a pesar de ser la tercera fuerza política en votos.

Pocas palabras y muchos indicios de que Ángel Víctor Torres está dispuesto a cerrar acuerdos con CC porque en su esquema político considera «que no les va mal como están», como él mismo vive en el Ayuntamiento de Arucas donde gobierna con los nacionalistas. Da la impresión de que desbarata lentamente lo pactado por la Gestora con toda la oposición y se muestra más proclive a pactar con CC, incluyendo en esos acuerdos enmiendas a los presupuestos de Clavijo que pueda presentar a los canarios como triunfos, enmiendas que CC cederá generosamente para evitar la soledad parlamentaria, que en este caso, en la de los Presupuestos, es irreal porque el PP está obligado a pactarlos. Se ponen en jaque acuerdos como el reparto de órganos del Parlamento, de los que CC solo quiere el Diputado del Común, el único donde él puede hacer política desde la plataforma mediática que le asiste y controlar a las instituciones de la oposición o acuerdos sobre la RTVC, pactando una nueva ley y un nuevo Consejo Rector, pero salvando a Santiago Negrín de la hoguera que le habían preparado.

La moción de censura de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), embrión de CC, se le abrió en a Jerónimo Saavedra en el año 1992 una nueva etapa en Canarias en la que los insularistas-nacionalistas han venido gobernando de forma hegemónica y con la titularidad indiscutible de la presidencia del Gobierno, a pesar de ser los perdedores de las elecciones. Tal es así que, entre políticos y empresarios canarios, la elección de un candidato a la presidencia del Gobierno en el seno de Coalición Canaria, se vive, de facto, como la elección del presidente del Gobierno, sin haberse celebrado las elecciones, y como tal actúa en los meses previos y posteriores, negociando con todos desde ese estatus.

Tras 25 años de incuestionado liderazgo de CC en el Gobierno, Asier Antona (PP de Canarias) dio un paso importante, muy importante en la política canaria, al declinar la invitación de entrar en el Gobierno y dejar a Fernando Clavijo en minoría. Los absurdos de la democracia en Canarias han dejado que un partido que perdió las elecciones, que representa a 160.000 ciudadanos, sea el que Gobierne Canarias en minoría y que en la oposición se situé quien ganó las elecciones, El PSOE y quien quedó en segundo lugar, el PP, acompañados de otros de menor representación como Nueva Canarias y Podemos. Es la primera vez que se alinean las políticas de partidos antagónicos, como el PP y el PSOE, con Podemos o Nueva Canarias para cerrar esa etapa que abrió Manuel Hermoso, cambiar las reglas del juego, el sistema electoral, y colocar la representatividad en el lugar que le corresponde. Basta que con un nuevo sistema de representación el PSOE saque un diputado más para que la historia política en Canarias cambie radicalmente, y no sé si Ángel Víctor Torres tiene eso en su cabeza, que será lo único que lo ponga en un lugar destacado de la historia de Canarias.

Me resisto a creer que Torres esté dispuesto a pasar por la política canaria como uno de tantos que logran el poder en su partido negociando y cediendo de un lado y de otro para entregarse a una especie de juego de corro de la patata repartiendo prebendas, o al tentetieso, recibiendo golpes que devuelve con favores. No puedo creer que el líder del partido que mejor expresa la mayoría de los ideales progresistas, el que ganó las anteriores elecciones en Canarias, se conforme con ser el hombre gris de su partido, el que tiene el poder y lo pone a su favor y como único proyecto político esgrime el reparto de ese poder en el me resisto a creer que se conforme con ganar las elecciones y ser un segundón, el anodino vicepresidente del Gobierno que si pasa a la historia será por algún que otro escándalo, pero no por coger el toro por los cuernos y enfrentarse a la gran política, la que necesita Canarias para que se opere un gran cambio.

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