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Emergencia climática

Emergencia climática

Tribuna libre ·

En los países desarrollados políticos supeditados a la agenda 2030, llenándose la boca de fatua resiliencia, se ofrecen a salvarnos si aceptamos empobrecernos a través del encarecimiento disparatado de las fuentes de energía

Lunes, 27 de junio 2022, 10:09

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Estas líneas constituyen una modesta herramienta de difusión, replicando a los que realmente saben, o de los que saben, y además, saben transmitirlo. No me canso de reiterar que la piedra angular sobre la que pivota gran parte de la estrategia de la globalización, y su agenda 2030, es el miedo. Para entender esto, puedo recomendar a un sinfín de autores, tendríamos un amplio elenco de noticias y hechos para reflexionar, pero hagámoslo con una buena dosis de humor. El genial Fabian C.Barrio nos regala en YoyTube su 'Manual para asustar a la vieja', donde con un trepidante ritmo expone como se genera e irradia el miedo, como se impone el terror, para obtener unas masas sin carácter, ni voluntad. De verdad, no se lo pierdan. Compramos con nuestro silencio las cadenas que nos imponen, nos desprendemos de nuestras libertades a cambio de una pretendida seguridad. Seguridad de que no llegamos a final de mes…

Y ya que hablamos de viejas, presumiblemente estemos ante un nuevo disfraz de la vieja izquierda para alcanzar sus mesiánicos sueños de redención. Los progres han sido los primeros en subirse al carro de la emergencia climática. El primero fue el ex vicepresidente de EE UU Al Gore, y después una gigantesca retahíla de personajes subvencionados como Greta Thunberg. Los que manipulan a esta icónica niña nos regalan sentencias de este tipo: «Los sistemas coloniales, racistas y patriarcales de opresión han creado y alimentado la crisis climática. Necesitamos desmantelarlos a todos». Mientras occidente se cancela a si mismo voluntariamente, inmolando su independencia energética, la dictadura China continúa expandiéndose a nivel planetario, y constituyendo la entidad más contaminante de la tierra. Claro que hay cambios en la climatología, pero no está claro que la causa principal de estos sea la influencia del hombre. Pese a la consigna infinitamente repetida, no existe «consenso científico» sobre su causa, sino imposición y censura totalitarias. Se silencia cualquier debate, vetando el acceso a publicaciones especializadas y a los científicos disidentes. Y por supuesto, y esto es de lo más determinante, negándoles financiación para sus investigaciones.

Lo más increíble es que este ecologismo de escaparate se vende como un movimiento de resistencia frente al poder. Solo tenemos que analizar quién financia y difunde las emergencias climáticas: la European Climate Foundation, clave en esta guerra y ente forjador del fenómeno Greta Thunberg. También tenemos a la Bloomberg Philantropies, del magnate norteamericano Michael Bloomberg, la Rockefeller Brothers Found, el fondo británico TCI (The Children's Investiment Fund Management), las fundaciones Hewlett y Packard (del gigante de la electrónica Hewlett-Packard), el Fondo de Arcadia Capital Partners, etc. El fanatismo de los chamanes climáticos es proporcional a los enormes intereses políticos y económicos que desarrollan.

Siendo más joven me preocupaba sinceramente un sano ecologismo, la defensa de lo natural, sencillamente eso. Hoy, gracias a esta paranoia, a esta malévola utilización de la salud de la tierra, estoy más tranquilo: sé que la contaminación, las emisiones de gases, la combustión, todo eso, no afecta especialmente al clima del planeta. Si no tienes tiempo para estudiar todo este apasionante tema, al menos repasa la hemeroteca, para darte cuenta de cómo ha evolucionado esta casposa cantinela.

Me preocupa, y mucho, que haya gente que muera por cánceres y enfermedades que podrían evitarse eliminando ciertos productos, reduciendo emisiones o prohibiendo aditivos y conservantes: pero eso no afecta al planeta, afecta a individualidades y colectivos. Y sobre esto, callan todos los chiringuitos, porque no está en el guion, ni los intereses de quienes los promocionan van en esa dirección.

Y otra gran recomendación. Nuevamente recurro al valiente Fernando del Pino Calvo Sotelo, con un magistral artículo, de reciente aparición. En 'Escuela de calor', que esta disponible en su web www.fpcs.es proyecta multitud de dudas frente a la nueva religión. Fernando del Pino nos habla de la cultura del miedo: «Tras su apariencia filantrópica, la religión del cambio climático esconde un odio al ser humano, considerado un virus perjudicial para la Madre Tierra, y una ambición de dominio y poder totalitarios centrados en combatir el virus, esto es, en reducir la población mundial. Pero sobre todo se engloba en la opresiva y desesperanzadora cultura del miedo en que estamos inmersos en Occidente, en la que los poderes mantienen a la población en un constante estado de temor señalándole aquello que debe temer».

La secta del cambio climático nos cañonea diariamente con sus emergencias, con sus caos, con sus manipulaciones de cifras. En los países desarrollados políticos supeditados a la agenda 2030, llenándose la boca de fatua resiliencia, se ofrecen a salvarnos si aceptamos empobrecernos a través del encarecimiento disparatado de las fuentes de energía. A los países pobres, que no pueden permitirse por sí mismos el capricho de rico que son las energías 'renovables', se les condena a subsidios, para que estén encadenados a entidades supranacionales y poderosas multinacionales.

Y todo esto es posible, por unos políticos de muy bajo nivel, y sobre todo por el dominio de unos pocos, de la casi totalidad de los medios de comunicación. Los medios cada día tienen menos fuerza, dado que, con tanta manipulación, aumenta su descredito. Al parecer, a nivel mundial, el 38% de las personas evitan la mayoría de las noticias por completo, lo que indica que la cobertura de temas específicos como el covid se ha vuelto 'repetitiva' y deprimente. Estudios a nivel mundial desvelan que solo el 42% de las personas dijeron que confían en los medios la mayor parte del tiempo. En los EE UU, solo el 26 % manifestó que confía en los medios de comunicación , una caída de casi cuatro puntos desde 2021. Pero pese a esta pérdida de credibilidad, continúa siendo muy fácil generar una corriente de opinión a nivel planetario.

Y termino con otra referencia a 'Escuela de calor' de Fernando del Pino: «Los efectos perniciosos de la religión climática ya se están viendo. La causa estructural del aumento del coste de la electricidad y de la gasolina, más allá de la coyuntura bélica y de las autolesivas sanciones de Occidente, es la irracional persecución de los combustibles fósiles (baratos, eficientes y fiables) a los que tanto debe la Humanidad y la imposición de energías caras, intermitentes e ineficientes que benefician a unos pocos y perjudican a la mayoría. Así, el problema con las futuras olas de calor no serán las temperaturas alcanzadas, sino que no tendremos dinero para poder encender el aire acondicionado. La amenaza real no es el clima, sino la pérdida de libertad y la pobreza».

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