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El PSOE en el tablero actual

Jueves, 1 de enero 1970

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No creo que el futuro de la socialdemocracia en nuestro país pase por distinguir entre un viejo y un nuevo PSOE. La solución está en reencarnar la mayoría social, avivar el centroizquierda como fórmula de conciliación y éxito electoral. Un partido que de la mano de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero ha protagonizado, a pesar de sus errores, y muy variados, la modernización de España, la consolidación del Estado del Bienestar y la expansión de los derechos civiles no necesita distanciarse de su itinerario en democracia. No todas las formaciones pueden presumir de semejante hoja de servicios. Entre otras cosas, porque decir PSOE era lindarlo al modelo autonómico triunfal desde la década de los años ochenta y que precisamente está ahora en abierta discusión sobre el tapete. El remedio nunca estará en propuestas electorales que combinen el ámbito estrictamente social con la irrupción soberanista como un engranaje inescindible. Una idea que ha penetrado en Podemos y que, de un modo u otro, pusieron como condición para apoyar a Pedro Sánchez en sus intentos para ser investido junto al respaldo de Ciudadanos.

La socialdemocracia son servicios públicos, son clases medias y son expectativas intergeneracionales (entre otras muchas claves) pero nunca rupturas territoriales. Porque, en el fondo, plantear separaciones de la unidad nacional es estirar el mismo argumento que usan los soberanistas cuando sacan la fiscalidad por territorios y no por individuos con independencia de si viven en Cataluña o Extremadura. Puestos a rescatar términos y discursos del lenguaje político de antaño, hágase si acaso con el eje de clases sociales y no con referéndums y balanzas comerciales.

Esta confusión ideológica de la izquierda conviene tenerla en cuenta porque todo apunta en mayo de 2019 a un panorama institucional a nivel local y autonómico de alianzas y bloques. Sin mayorías absolutas. Y el purismo, el tacticismo fruto de un pretendido sorpasso que no llega, deja en precario a la izquierda (PSOE y Podemos) ante la derecha (PP y Ciudadanos). ¿De qué servirá el fenómeno social del 15M si por ejemplo luego arrebatan el Ayuntamiento de Madrid a Manuela Carmena?

Por ahora, la única fijeza son los feudos electorales que les quedan a las diferentes siglas. Y, ya perdida Cataluña, en el caso del PSOE es Andalucía por lo que todo pasa por conjugar consensos internos entre Sánchez y Susana Díaz si se aspira a reconciliar la socialdemocracia con su electorado natural. En la trayectoria histórica del PSOE es habitual diagnosticar la convivencia de esas dos almas que han representado el socialismo durante la II República, la Guerra Civil y, de algún modo, en la reciente democracia. Es así. Pero ahora requerirá mayor talento y generosidad. El reto es la supervivencia.

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