Borrar
El plan anti Franco que no gusta al PP

El plan anti Franco que no gusta al PP

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Solo en España es posible tal nivel de despropósito sin que, por lo menos, a los protagonistas se les caiga la cara de vergüenza. Es el caso de Pablo Casado, uno de los aspirantes al trono del PP. Preguntado por su opinión sobre la intención del Gobierno de Pedro Sánchez de sacar al dictador Francisco Franco de su tumba, lo tuvo claro el aspirante y rival de Soraya Sáenz de Santamaría. «No gastaría un euro en desenterrar a Franco». Y no porque quiera ahorrar dinero a las arcas del Estado después del derroche de los peperos hasta hace bien poco en el poder. No, Casado lo que no quiere, dijo, es que se produzca la «fractura social» que entiende que está auspiciando el Gobierno de Sánchez siguiendo la estela del de Zapatero. Y se quedó tan ancho Casado; que donde unos ven carpetazo él ve reconciliación entre bandos, transición democrática, perdón y no olvido.

Pues no, ya basta de eufemismos. En España, tras la muerte del dictador, lo que hicieron unos pocos fue sepultar responsabilidades y firmar un entente para que los oprimidos, todavía hoy, no pudieran reclamar justicia. Aplaudimos de lejos cuando en algunos países sudamericanos se juzga y encarcela a los gobiernos dictadores de los 70 y 80 mientras aquí permitimos que haya una Fundación Franco, subvencionada por ejemplo en tiempos del Gobierno Aznar, y cuyo fin a todas luces es salvaguardar la imagen del caudillo, el dictador que durante 40 años no permitió que las libertades, los derechos civiles ni el progreso formasen parte de España. Y todavía estamos viviendo, sufriendo, las consecuencias. Pero ni el PP, ni el PSOE, tampoco nos llevemos a engaño, tienen intención de remover el pasado más de lo necesario, no sea que haya que reescribir la tan cacareada transición española y no nos guste (seguro) lo que descubrimos. Mientras, una flamante duquesa de Franco, la nietísima Carmen Martínez Bordiú, presume de no haber trabajado en su vida; su hijo, el bisnieto de susodicho dictador, se atreve a manifestarse en el Valle de los Caídos para defender la tumba y la imagen de su querido antepasado; y el Pazo de Meirás sigue siendo eso, un coto cerrado propiedad de la familia del dictador.

Así pues, que Pablo Casado tilde de propuesta «incendiaria» el plan del PSOE de finiquitar de una vez por todas el mausoleo de Franco, construido por cierto a costa del sudor y la sangre del bando pisoteado por los golpistas, es un nuevo golpe de la derecha más rancia, que sabe bien olvidarse de los que yacen en las cunetas. Para ellos el PP no tiene memoria.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios