Borrar
El desinfectante de Trump

El desinfectante de Trump

«El drama es que tiene seguidores, que hay millones de personas que le bailan el agua, como los exterminadores de la vejez»

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Gaumet Florido

Leía estos días un artículo en una revista de divulgación general en el que se desglosaba, muy por encima, un informe sobre sostenibilidad del planeta, elaborado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y encargado a principios de los 70 del siglo pasado por el llamado Club de Roma, una organización de carácter privado. Ayudándose de un programa informático, ese estudio venía a decir que el fin de la civilización, como hoy la conocemos, tendría lugar en 2040 y que, átense los cinturones, el punto de inflexión para el inicio de la cuenta atrás sería 2020. Con la que está cayendo, y leído en este contexto, pone un poco los pelos de punta.

Ese informe, de hecho, dio lugar a un libro muy conocido, Los límites del crecimiento, que, por cierto, fue duramente criticado por catastrofista y por sacar conclusiones arbitrarias, según apuntaban en esa misma revista. El caso es que aquel dictamen hacía algunas predicciones que se están cumpliendo. A su estela le han seguido otros muchos que advierten de que estamos cerca del colapso, pero lo que me llama la atención es que, entre los indicadores que algunos han citado como pistas del supuesto declive en el que estamos, figuran la crisis económica de 2008, el brexit y, ahí viene el dato, Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos. Es decir, que el fenómeno de este tipo oscuro y deleznable ya no es solo un recurso fácil para los memes o un fijo de los gags del absurdo en los programas batiburrillo que ahora tanto abundan en la catódica, sino que, ahí es nada, ya se le incluye en el mundo académico entre las x de la hipotética ecuación que nos dará las claves del posible colapso de las sociedades occidentales.

Con todo, lo que valoran esos estudios y lo que de verdad nos debe preocupar no es el personaje en sí, sino lo que arrastra. El drama es que tiene seguidores, que hay millones de personas que le bailan el agua, como los inconscientes que se echan a la calle para infravalorar el Covid-19 y su impacto, los exterminadores de la vejez, que poco menos que ven bien que el virus mande a los viejitos para las chacaritas o los ilusos que se tomaron un buchito de desinfectante animados por este sujeto pensando que eso les curaba. Con gente así, que para mí se diferencian poco de los que seguían a otro histriónico, Hitler, está claro que el mundo se va al carajo. El Covid solo nos está dando un empujoncito.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios