El arranque de la UDLP
«Lo mejor que nos queda es que el recinto de Siete Palmas ha acercado a la afición al campo de fútbol y ya no reviste el carácter desangelado de la etapa de las pistas de atletismo que robaba el aroma de todo encuentro que se precie»
Acaba la temporada de renovación de abonos con reserva de asiento de la Unión Deportiva Las Palmas y el respetable no sabe con qué sabor de boca quedarse de cara a la próxima temporada. Ni frío ni calor. Una plantilla sobrecargada que nadie sabe cómo acabará en cuanto que apenas hay fichajes y se entiende que hay fichas sobrantes que tampoco encuentran cabida en el mercado. Hay jugadores a los que no hay forma de darle salida. Si nadie compra a los que supuestamente ya no tienen hueco en el conjunto amarillo, ¿por qué en estos últimos cursos se ha planificado así? En unas semanas comienza el campeonato liguero y no se atisba una hornada de jugadores al estilo de la protagonizada por Jonathan Viera, Roque Mesa y Vitolo. Una remesa que a saber cuándo vuelve a darse en las instalaciones de Barranco Seco. Así todo, hay quienes apuestan por Pepe Mel y otros piensan que no llegará a Navidad. De hecho, despedir al técnico Manolo Jiménez tan pronto la pasada campaña fue un error.
La impresión que hoy por hoy baraja la afición amarilla es que la Unión Deportiva Las Palmas será mal que bien un equipo de mitad de tabla y se equiparará a la suerte del último tiempo del Club Deportivo Tenerife. Ojalá no pase mucho para que volvamos a ver a los dos representativos isleños en la máxima categoría. En todo caso, Mel merece su oportunidad y habrá que dejar pasar unas cuantas jornadas en aras de valorar las perspectivas de la entidad amarilla. A estas alturas, habrá que tirar de cantera y darle minutos a jóvenes como Toni Segura, hijo de Toni Robaina que tanto deleitó a la grada en la década los años noventa, que podrán aportar sus esfuerzos a un club que ya ha asumido que no todo es acudir a la chequera.
Lo mejor que nos queda es que el recinto de Siete Palmas ha acercado a la afición al campo de fútbol y ya no reviste el carácter desangelado de la etapa de las pistas de atletismo que robaba el aroma de todo encuentro que se precie. Aquella construcción para luego quitarlas fue un derroche presupuestario. Pero hoy en día la Unión Deportiva Las Palmas dispone de un estadio del máximo nivel que, al menos de momento, tendrá que contentarse con partidos de Segunda División. En breve empezará una temporada más que, como siempre, al principio mantiene intacta la ilusión. El amistoso disputado en Madeira el pasado fin de semana no dio para mucho y el resultado solo indica que queda aún por hacer si se aspira a subir en una liga muy competida donde se duda que el conjunto amarillo esté entre los favoritos. El año pasado sí lo estuvo y de nada sirvió. Enseguida se vio que aquello naufragaba. Toca volver a intentarlo. Y desearnos suerte y paciencia. Hará falta.