Caso Djokovic
DEL DIRECTOR ·
En China no creo que hubiera dudas al respectoAustralia es un país especialmente sensible con los riesgos derivados de no controlar lo que llega de fuera. Quizás hipersensible: entrar al país no es fácil, incluso si se va de vacaciones, pues las autoridades saben por experiencia de décadas que hay muchos que llegan y luego literalmente se pierden en la inmensidad de aquella nación.
Si en algo son especialmente prudentes es en todo lo relativo a la importación de especiales animales y de riesgos sanitarios. A fin de cuentas, hubo un día en que alguien entró con un conejo y tuvieron que hacer frente a millones de esos animales corriendo por sus llanuras. Como también la historia australiana está llena de importaciones de especies foráneas, así como de enfermedades, que derivaron en problemas naturales y sanitarios de gran calado.
En ese contexto, el caso del tenista Novak Djokovic tiene especial relevancia. Por un lado está la sorpresa al ver que un deportista de élite, esto es, embarcado en torneos que le obligan a moverse por el mundo, ha hecho de su capa un sayo y se ha saltado la recomendación sanitaria de vacunarse. Claro que si lo suyo es una irresponsabilidad para su salud y la de los demás, tampoco tiene defensa quien lo dejó subir a un avión camino de Australia. Una vez allí, espero que las presiones que está recibiendo el Gobierno australiana no lo hagan ceder. En ese caso, sentaría un peligroso precedente, tanto de cara a sus paisanos como al mundo entero. Y ya puestos, no sé a qué espera la Asociación de Tenis Profesional para contar con un protocolo claro, de manera que no haya resquicio para la duda: que usted no quiere vacunarse, pues no juega en torneos internacionales. Si estuviese escrito así de claro en todos los idiomas, Djokovic no se habría subido a un avión, ningún médico le hubiese concedido una exención a todas luces injustificable y hoy no tendríamos a dos gobiernos peleándose por si un deportista de élite tiene o no que cumplir con los mismos requisitos que cualquier ciudadano de a pie. En China no creo que hubiera dudas al respecto y ahí tenemos a Pekín sentado en el Comité Olímpico y nadie cuestiona su presencia.
Todo el esfuerzo que la inmensa mayoría de los ciudadanos ha hecho desde 2020 para combatir la pandemia se puede ir por el desagüe a las primeras de cambio si se dan por buenas unas excepciones que no nacen de situaciones excepcionales, sino del talonario de la persona en cuestión. Eso es lo que está en juego con este caso: Australia y la salud se juegan la confianza en el 'tie-break'.