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El día después

Tribuna libre ·

Las medidas de apoyo al tejido productivo y las de protección social impulsadas por el conjunto de las Administraciones Públicas disimulan de momento los efectos de esta catástrofe económica y social

Domingo, 8 de noviembre 2020, 09:12

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Una batería de llamativos titulares han vuelto a acaparar las cabeceras informativas en España en la semana que termina. Desde las elecciones en Estados Unidos hasta la nueva investigación del Tribunal Supremo al Rey emérito por el uso de tarjetas opacas, pasando por los proyectos de Presupuestos Generales del Estado y de Canarias, la inmigración o el rescate por parte del Estado de Air Europa. Cualquiera de ellos daría para reflexionar sobre los mismos.

Sin embargo, sigue siendo la pandemia y los efectos demoledores que está produciendo la que preocupa a la mayoría de nuestra sociedad. Sanitariamente, la expansión del virus incrementa día a día el número de personas contagiadas, elevándose significativamente el número de personas que tienen que ser hospitalizadas y el de quienes tienen que ser atendidas en las Unidades de Cuidados Intensivos, además de que crecer sin dar tregua las dolorosas cifras de fallecidos.

El virus sigue infectando y, en paralelo, enterrando miles de empresas y millones de puestos de trabajo. Algunas informaciones cifran entorno a 400.000 el número de empresas que echarán el cierre en España como consecuencia de los efectos de la pandemia.

Es ahora, sin dejarlo para más tarde, cuando debemos hacer bien las cosas

Los datos asustan por el drama social que arrastra el cierre de cada una de esas empresas. Más de 90.000 empresas del sector del comercio, más de 70.000 de la hostelería, más de 60.000 de las dedicadas a servicios profesionales y personales, alrededor de 40.000 de la construcción, 15.000 de transporte, 10.000 de actividades culturales y deportivas, 10.000 de actividades inmobiliarias, 5.000 de ventas y reparación de automóviles y unas 80.000 de otras actividades. Una auténtica tragedia económica y social.

Las medidas de apoyo al tejido productivo y las de protección social impulsadas por el conjunto de las Administraciones Públicas disimulan de momento los efectos de esta catástrofe económica y social. Ahora bien, si no recuperamos la actividad económica no habrá recursos públicos suficientes para seguir prolongando por mucho tiempo las acciones protectoras que están sosteniendo la cohesión social.

En Canarias el aire fresco que supuso para nuestra economía las decisiones tomadas por los gobiernos británico y alemán -levantando la prohibición de visitar el Archipiélago a sus nacionales por los buenos datos epidemiológicos en las Islas- se han evaporado con las restricciones a la movilidad adoptadas por Merkel y el premier británico. Ahora bien, nuevo obstáculo que supone para iniciar la recuperación de la economía de las Islas el confinamiento en sus respectivos países de nuestros principales clientes en el sector turístico no debe hacernos bajar la guardia en el objetivo de ser un destino sanitariamente fiable.

La gestión sanitaria de la pandemia puede premiar o casigar en el futuro inmediato a los destinos turísticos. Es muy probable que después de que pase la pesadilla que nos ha traído el coronavirus los ciudadanos tengan en cuenta otros valores a la hora de escoger su lugar de descanso. Sin duda, el clima será siempre una referencia; también la seguridad y la biodiversidad, así como las infraestructuras y la planta alojativa. Si además sumamos a todos esos valores que ya atesora Canarias una ejemplar gestión de una pandemia que tiene en vilo al mundo afianzaremos el liderazgo de este destino y aseguraremos actividad económica para empresas y trabajadores.

Las instituciones canarias deben seguir reforzando las campañas de concienciación colectiva para frenar y derrotar al virus. Debemos ser ejemplares. La distancia del continente y el control que se puede llevar a cabo en puertos y aeropuertos nos favorece. Exigirnos a nosotros mismos y exigir controles a nuestros visitantes para que Canarias sea una referencia en la lucha contra la pandemia debe ser el objetivo. Es ahora, sin dejarlo para más tarde, cuando debemos hacer bien las cosas para tener la tarea hecha cuando llegue el día después de los confinamientos y de los meses más duros de la pandemia.

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