El derecho ciudadano a la información
Tribuna libre ·
Los autoproclamados «partidos constitucionalistas», pues, defienden y reclaman la continua presencia del Gobierno de turno en el Congreso de los Diputados para rendir cuentasEl Partido Popular pidió al Congreso de los Diputados la comparecencia del Gobierno ante una comisión investigadora en torno a Podemos. Y aunque no lleva la firma de la señora Álvarez de Toledo (anterior portavoz y hoy crítica con el señor Casado, su pulidor), la solicitud presentada -y tumbada por viradilla- se refiere a imputaciones, supuestas corrupciones (financiación ilegal) e hipotéticos «fondos desembolsados como electorales que terminaron en una barriada de México» ('elmundo.es'). Por tanto, como ciudadano aplaudo al PP pese al frustrado intento.
Así funciona un Estado de derecho: los sospechosos procedimientos de algunos partidos políticos -y la corrupción con todas sus variantes es el peor de ellos- son denunciados, investigados política y judicialmente y sancionados por los jueces si hubiera lugar a pesar de anteriores pataleos, pregonadas persecuciones políticas, 'y tú más' o 'conciencias tranquilas' de sus protagonistas. (Otra cosa bien distinta es la perplejante capacidad de olvido o flexibilidad moral que tienen muchos votantes, acaso acostumbrados ya a las gangrenas, quizás olvidadizos por pragmáticos o, tal vez, débiles en principios éticos.)
Pero PSOE y Podemos echaron abajo tan imprescindible indagación («¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?»). Lo cual, así de pasada, me lleva a una sospecha: ¿transgredió el Gobierno la Constitución española cuyo artículo 20.d. reconoce y protege el derecho ciudadano «a recibir libremente cualquier información veraz por cualquier medio de difusión»? (Sobre todo ante un tema de vital trascendencia: Podemos forma parte del Gobierno, es Gobierno.)
Los tres primeros partidos del Congreso pueden llegar a acuerdos si se lo proponenPero PSOE y Podemos echaron abajo tan imprescindible indagación
Y «cualquier medio de difusión» es la Prensa en todas sus variantes, atenta a lo fundamental: las palabras orales ante la abortada Comisión con luz y taquígrafos. ¿Por qué, pues, la negativa PSOE / Podemos a su formación? («Si abrí los labios para ver el rostro / puro y terrible de mi patria, / si abrí los ojos hasta desgarrármelos, / me queda la palabra». Así cantábamos con Blas de Otero y Paco Ibáñez cuando la dictadura pretendía silenciar por la fuerza.)
Consecuentemente, casi casi sospecho que Podemos lo iba a tener difícil: sobre corrupciones, financiación ilegal, borrados de discos duros, caja B y demás adláteres el Partido Popular, como decían antes los alumnos, 'sabe la tira'. Y en triquiñuelas, tretas, apaños y ardides... lo entiende casi todo. Es la experiencia acumulada, vive Dios: «Más vale la práctica que la gramática», pregona el sabio refranero popular. Gran adjunto, sí, hubiera tenido la Comisión investigadora.
A la vez, el PP rechaza la solicitud de otros partidos para que el mismo Gobierno diera explicaciones ante la Comisión Permanente del Congreso en torno a su posible intervención... para facilitar y organizar la sutil retirada a tierras orientales del señor Borbón y Borbón (tierras, por cierto, a las cuales no llega la mano de la justicia suiza).
Y ahí sí encontró coleguillas, camaradas: impasible el ademán, la triple alianza (PSOE - PP - Vox) hizo guardia sobre los luceros para que vuelva a lucir la primavera. Y la primavera, ya se sabe, es milagrosa, lo escribe Machado: «Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida / otro milagro de la primavera».
Lo cual confirma, como quien no quiere la cosa, un elemental planteamiento: los tres primeros partidos del Congreso pueden llegar a acuerdos si se lo proponen. Actúan ahora como las flechas del yugo: cual dardos, venablos o saetas son unidades independientes unas de otras. Pero cuando quieren simbolizar la unidad de destino en lo universal se unen en el anterior, tronco común, solar patrio. Tal conjunción, plena y pletórica, fortalece a la institución monárquica, la propiedad privada del apellido Borbón (el Bourbon-Anjou francés) arraigado en tierras españolas desde 1700. Quo usque tandem? ('¿Hasta cuándo?')
Y como la institución monárquica española recibe el apoyo de las fuerzas mayoritarias (remolona socialdemocracia, centro-derecha-derecha y extradiestra pura e inmaculada) ante sospechosos comportamientos del señor Borbón y Borbón, arraiga en muchos ciudadanos la sospecha de arreglos, contubernios, acuerdos secretos, visitas del CNI a Londres e imposiciones de la estructura política ajenos todos a la constitucional legitimidad sobre la información (mencionado artículo 20.d.). Otrosí: el mismo consejero de Justicia de la Comunidad madrileña -exmagistrado del Tribunal Supremo- reconoce en la Ser «el derecho de los ciudadanos a recibirla».
Porque todo lo bueno y lo malo en torno a la monarquía (el señor Borbón y Borbón sigue titulando como rey) afecta directamente al artículo 1 de la Constitución: «3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria». Y el Estado, como organización formada por instituciones burocráticas, está al servicio de la ciudadanía.
Los autoproclamados «partidos constitucionalistas», pues, defienden y reclaman la continua presencia del Gobierno de turno en el Congreso de los Diputados para rendir cuentas. Pletorizan cuando pregonan a los cuatro vientos una verdad indiscutible: la institución es sede de la soberanía popular. Y en tal efervescente rigor democrático se mueven... mientras las actividades no afecten a las «cuestiones de Estado», ¿privadas?
Por tanto, enlazados por el fervor patrio a veces dejan de lado dimes y diretes, rojeríos y azulidades, alianzas con satanizados o extremísimas diestras: investidos como salvadores de la Patria ocultan a la ciudadanía el inviolable derecho a la información.
Así actuaba la dictadura anterior mientras la revista canaria 'Sansofé', con valentía, reclamaba libertades, urnas, autonomía, reconocimiento a las peculiaridades canarias, derechos humanos... e información veraz. Y sobre la pureza de esta, escribió: «Cuando la información se ve coartada o cuando no es posible que aparezca con la precisa nitidez las posibilidades del diálogo y participación [...] se ven frustradas y sin poder ofrecer todos sus beneficios». (Editorial del número 34 con fecha 3 de octubre de 1970).
Era el tardofranquismo, es cierto. Pero la esencia de la dictadura permanecía incólume. Tanto, que por un ardid puramente administrativo consiguió cerrar la revista, crítica y vociferante contra el sistema dictatorial. Hoy, sin embargo, presumimos de derechos y libertades. Pero PSOE - Podemos bloquean la investigación solicitada por el PP. Y PP, PSOE y VOX echan abajo la propuesta sobre el señor Borbón y Borbón.