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Debate preelectoral

Del director ·

El formato del debate favorecía claramente a Sánchez

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 7 de septiembre 2022, 07:53

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Creo que los asesores de Alberto Núñez-Feijóo se lo de deberían hacer mirar: presentaron como un debate cara a cara una comparecencia en el Senado que, con el reglamento en la mano, favorece siempre al presidente del Gobierno. Primero, por lo tiempos, que no son comparables, y después porque siempre la última palabra en las réplicas y contrarréplicas le corresponde siempre al jefe del Ejecutivo. Así las cosas, estaba claro que Sánchez tenía mucho a su favor en el pleno de ayer; otra cosa es que lo hiciera rematadamente mal.

Y Sánchez está claro que se encuentra en campaña. O en precampaña, para ser justos con los tiempos. Lo demostró el día antes en Moncloa con ese encuentro con medio centenar de españoles y lo corroboró ayer, cuando salió en tromba contra el líder del Partido Popular. Con el tiempo como gran aliado, Sánchez bombardeó por tierra, mar y aire, con una dialéctica casi de mitin, rozando en varios pasajes un tono casi de prepotencia que debería evitar por aquello del cargo. Sobre el electoralismo con que diseñó el PSOE la cita, no había más que ver la puesta en escena: prácticamente todo el Gobierno en peso y hasta el portavoz socialista en el Congreso sentado justo detrás del presidente del Gobierno.Con ese bombardeo cayendo sobre él, digamos que Núñez Feijóo hizo lo que pudo. Fue en su última intervención donde mejoró, pero es que se vio con un fuego graneado que lo mismo mezclaba la guerra de Putin con el bloqueo en la renovación de los órganos judiciales, de manera que con el poco tiempo disponible tenía que ir saltando de un lado a otro. Por si fuera poco, con el presidente del Senado recordándole que el tiempo había sido rebasado y tenía que poner fin.

Núñez-Feijóo subió varios peldaños en la valoración cada vez que sacaba a relucir las contradicciones entre los ministros pero ciertamente ayer no debió pasarlo del todo bien. Que a uno lo llamen insolvente con media España atenta al debate no debe ser un trago fácilmente digerible. En todo caso, el líder del PP hizo bien al evitar subir el tono ante las críticas presidenciales, pues esas escaladas dialécticas habitualmente acaban en un patinazo.

¿Quién ganó o quién perdió? Para empezar, perdieron los estrategas del PP, pero sobre todo pierde Podemos y pierde Yolanda Díaz, que no es Podemos pero tampoco quiere serlo. Digo esto porque ayer Pedro Sánchez jugó abiertamente a ser la única izquierda, haciendo suya la crítica contra lobbys, poderosos y medios de comunicación. Digamos que, sin corbata, Sánchez se parece cada vez más a Pablo Iglesias.

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