Corazón encogido
Mi punto de vista ·
«Los amantes del running sienten como suyo lo sucedido con Mario Martel, uno de los nuestros»Secciones
Servicios
Destacamos
Mi punto de vista ·
«Los amantes del running sienten como suyo lo sucedido con Mario Martel, uno de los nuestros»Me pudo haber tocado a mí». Esta frase bombardea desde el pasado domingo la cabeza de los amantes del running de nuestra isla. Aprovechar los fines de semana y acudir a lugares con poco volumen de tráfico para hacer kilómetros es un placer que solo quién lo siente sabe valorarlo. No tenía amistad con Mario Martel, pero en este mundillo nos conocemos todos. En ese ritual no escrito y en una de las normas que debe seguir prevaleciendo, cuando nos cruzábamos trotando nos saludábamos y de vez en cuando lo veía por las tardes con su grupo de amigos en el parque Romano disfrutando de su pasión, el atletismo.
El pasado domingo salió a entrenar por el Puerto de la Luz. Y allí perdió la vida. Un conductor lo embistió en la recta de la Avenida de las Petrolíferas y truncó nuevos retos. Por esa zona hemos pasado miles y miles de corredores, por lo que la trágica muerte de Mario ha provocado un sentimiento muy hondo entre toda la comunidad atlética, ya que la identificación con su caso es clara y manifiesta.
Sus amigos se están movilizando, con el apoyo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, para recordar su memoria en el parque Romano, ese espacio que es corazón de la capital que late de forma distinta desde el trágico suceso. Ese gesto para no olvidar su figura es un claro ejemplo de la sensibilidad que este suceso ha provocado en todos los que disfrutan sudando y sumando kilómetros por las aceras, calles y parques de la ciudad, porque en el lugar de Mario podría haber estado cualquiera de nosotros, ya que Mario era uno de los nuestros.
El runner es un 'rara avis' que disfruta en soledad, que se esfuerza en nuevos retos, que cumple con el objetivo haya rayos o truenos, que compite contra uno mismo, que comparte experiencias y que se ilusiona con más kilómetros y con menos tiempo. Mario Martel, tal y como destacan sus amigos, era así. Sencillo, sacrificado y apasionado con su deporte.
A medida que pasan los años, y tras haber afrontado retos nacionales e internacionales, uno reduce sus retos y pasa a una fase de disfrute por salud y bienestar. Salir un rato a correr, despejar la mente mientras vas dando zancadas sobre el asfalto y afrontar el día de otra manera son bendiciones inexplicables para los que ven a esos 'locos' correteando por la ciudad sin valorar lo que hacen. Mario ya no está entre nosotros. Ya no me cruzaré con él y no tendremos ese protocolario saludo, pero su recuerdo será imborrable, porque todos nos sentimos Mario Martel.
Publicidad
Publicidad
Noticia patrocinada
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.