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Al final, se relejará el discurso político. Hasta el hecho de que esté Pedro Sánchez en La Moncloa será algo secundario, ya sabemos en las islas hacernos cargo de nuestra política. De momento, tanta gresca es solo la antesala a los comicios. Se intuye un escenario de elevada fragmentación parlamentaria donde será difícil articular acuerdos de gobierno. Ya se debe barajar un Ejecutivo con tres siglas como mínimo, alcanzar los 36 escaños es arduo. Son las cosas que tiene el nuevo sistema electoral que con la rebaja del tope regional al 4% da por sentado la entrada de Ciudadanos (ahora sí) y puede incluso que de Vox al obtener un acta por Gran Canaria o Tenerife.

No sería de extrañar que Fernando Clavijo y Ángel Víctor Torres tuvieran que ponerse de acuerdo como método menos malo. Especialmente, si se corre el riesgo (no descartable) de tener que repetir las elecciones. Doy por hecho que el problema de ese pacto no será tanto la cuestión del reparto de las responsabilidades, siempre habrá una Consejería de Economía o de Obras Públicas potente que satisfaga las exigencias de cada uno, sino los recelos internos. En su momento, a Patricia Hernández le criticaron que estuviera con Clavijo y le jaleaban a romper cuanto antes; en realidad, estaban deseando despojarla de poder para que no se convirtiera en la persona fuerte del PSOE en Canarias. Y lo de la alianza era la excusa. Algo así le ocurrirá a Torres si se afirma en la política regional con una cartera que gestione un presupuesto considerable. Enseguida le dirán que debe ser más de izquierdas, desmarcarse de CC o cosas por el estilo con tal de que sea un diputado más. Los purismos acaban con la propia trayectoria. Es el pretexto que usan otros que, en el fondo, desean desplazarte. Tienes que ser posibilista porque las urnas imperan y no está tan claro que puedas maniobrar al centro o a la izquierda porque la cifra mágica de los 36 será determinante.

Cuando accedes al Gobierno tienes poder, rubricas en el Boletín Oficial de Canarias y repartes tareas en las diferentes consejerías. Y eso hace que te respeten y los tuyos te cojan el teléfono a la primera. Y nadie pondrá en duda que sigas al frente de la organización. Lo otro es jugar a ser un Julio Anguita de la política canaria de corto recorrido. Y todo apunta que solo el potencial pacto entre CC y PSOE se acerca a los 36 diputados, si es que llega, y que el resto de fórmulas enquistan la ingobernabilidad. No excluyan que sobrevengan segundas elecciones. Lo que sí puede ser una novedad es que CC se vea obligada a aceptar una Vicepresidencia como mal menor a la espera de mejores tiempos: la incertidumbre genera cambios.

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