Canarias y el ministro ausente
Primera plana ·
A Hidalgo le tocó sufrir un potencial desgaste fruto de que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones no ha cumplido con su tareaSe puede estar presente y con la mente ausente: sin ofrecer propuestas ni idear soluciones. Algo así fue el paseo estos días del ministro José Luis Escrivá por las islas. Se marchó tal cual vino; todo sigue igual, la tensión social crece y el problema se agiganta mientras llegan más pateras y cayucos sin concurrir una respuesta del Estado. Eso sí, la foto (la que tanto dijo que quería evitar) se la sacó. Decía que no quería venir a retratarse alegando torticeramente a modo de pretexto una consideración ética para justificar lo injustificable: que hace meses tenía que haber visitado el archipiélago.
Así las cosas, la problemática la encaran mal que bien las administraciones locales porque el poder central no abre sus instalaciones (especialmente las militares) en las islas. Y como el muelle de Arguineguín se convierte en un tapón insostenible (a punto de estallar) hay que emplear a los ayuntamientos como válvula de escape que socorre la ausencia de Madrid. Esto lo comprendieron enseguida en el consistorio de Agüimes cuando la Delegación del Gobierno quiso montar el campamento en el polígono industrial de Arinaga, a un paso de la playa. Vieron venir lo que suponía y reaccionaron a tiempo. De no ser así, se hubiera producido lo que le ha tocado vivir al regidor capitalino Augusto Hidalgo que fue increpado en el barrio de El Lasso. Trató de conversar con las dos vecinas que le reprendieron, asumiendo un riesgo enorme pues el vídeo corre como la pólvora por las redes sociales y pudo no haber salido airoso. Demasiado tardaron sus acompañantes en percatarse de lo que estaba ocurriendo y sacarlo del atolladero. Hidalgo pretendió un diálogo imposible cuando se confronta la razón con la emoción. Y las dos vecinas, aparte de las palabras mal empleadas, vinieron a reflejar que el 'trumpismo' ha llegado a Canarias y que la globalización (tan mitificada en el pasado) tiene un lado negativo. Ambas le expusieron, acaloradamente, que el recinto escolar infrautilizado era para sus hijos y, de paso, recordaron que sus hogares fueron viviendas públicas recibidas. Y, por ende, desde esa misma emoción mencionada, temen que otros les roben en última instancia lo que consideran suyo. En otras palabras, que el Estado del Bienestar no es capaz de digerir la inmigración y aguantar el tirón tras dos crisis económicas de caballo. No saben razonarlo ni argumentarlo, pero lo presienten y les invade la inquietud que, en ese instante, no hay primer edil que sortee el riesgo.
A Hidalgo le tocó sufrir un potencial desgaste fruto de que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones no ha cumplido con su tarea. Él, un tecnócrata en toda regla, se siente más cómodo con hojas de cálculo sobre pensiones que toreando el drama humano visto ya de cerca. Por eso Blas Acosta fue intrépido y no se calló lo que la disciplina de partido terciaba. El presidente del Cabildo de Fuerteventura, como es natural, no está dispuesto a dar la cara por un ministro que no resuelve las complicaciones, cada vez mayores, que azotan a las islas. Como esto vaya a más, que lo irá, vienen curvas en Canarias.