Benjamina
Benjamina nació con una lesión craneal que le deformó su cabeza y aspecto facial, le provocó retraso mental y discapacidad física. Benjamina era dependiente y, sin embargo, vivió hasta los diez años gracias a los cuidados que le proporcionaron sus congéneres, su familia heildelberfensis, hace más de 530.000 años en Atapuerca. No es el único caso documentado que demuestra que los cuidados han sido fundamentales para el éxito y la supervivencia de la especie humana.
Estos días estamos viendo la trastienda de nuestros servicios públicos, la tramoya que se escondía tras nuestros jolgorios varios pagados con dinero público. Y también las vergüenzas que medios de comunicación y clase política han tapado bajo grandilocuentes titulares que escondían la aplicación del neoliberalismo más despiadado.
Faltan camas en los hospitales, faltan UCIs, mascarillas, geles desinfectantes. Falta personal sanitario, faltan respiradores, infraestructuras. Falta conciencia, falta solidaridad, falta humanidad y falta vergüenza. Porque hemos mirado hacia otro lado durante años, entretenidos con la guerra de las banderas, con Venezuela,... Con pan y circo, mucho, muchísimo circo. Mientras, se escabullían en puertas giratorias o desviaban fondos a paraísos fiscales y fundaciones off shore. Una tomadura de pelo descomunal de arriba a abajo, desde la corona hasta la alcaldía más mísera.
Y seguimos. Porque ahí estamos señalando al pobre diablo, egoísta sí, pero pobre diablo en comparación, que se salta la cuarentena. Señalando al verso suelto mientras el poema completo se parapeta intentando sacar tajada en ertes innecesarios y despidos injustificados y con el ojo ya puesto sobre las ayudas públicas anunciadas.
Miles de personas mantienen con su trabajo y sacrificio los servicios mínimos para poder sobrevivir como sociedad. Gente del sector sanitario, de limpieza, transportistas, fuerzas de seguridad, minoristas, dependientes. Gente del campo, de la industria láctea, del transporte público, gente voluntaria que ayuda a vecinos mayores, docentes que siguen manteniendo a su alumnado atento... Y muchos de ellos sin protección frente al contagio de un virus que se arriesgan a llevar a su casa. El resto es Benjamina, la niña heildelberfensis que necesitaba cuidados. Cuando superemos esto, Benjamina serán nuestros servicios públicos. Cuidarlos y defenderlos será más complejo que superar al coronavirus, porque sabemos que pasado el susto tendemos a volver a la fiesta.
