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Bélgica y la justicia española

Bélgica y la justicia española

Jueves, 1 de enero 1970

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Bélgica es ese pequeño país trilingüe que tan bien ejemplifica el desarrollo y la modernidad europea. Una referencia que España mira desde el más absoluto atraso y que pone en evidencia el largo camino que nos queda por recorrer. Quizá sin los 40 años de letargo que trajo el caudillo, quien aún descansa con todos los honores en el Valle de los Caídos, estaríamos mucho más cerca de nuestros amigos occidentales.

Hasta allí viajó Josep Miguel Arenas Beltrán, más conocido como Valtònic, huyendo de la injusta justicia española. A finales de mayo fue condenado a tres años y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo, amenazas, y calumnias e injurias graves a la corona. Y todo por las letras de sus canciones. Supuestos delitos por los que se pidió su extradición a España. Pero la medida fue rechazada ayer por un juez belga. En ese país, tal y como ocurre en la mayor parte de Europa, la libertad de expresión sí se aplica con rigor y no se consideró delito ninguna de las tres imputaciones.

Al margen de posibles recursos, éste es otro golpe a la justicia española y una pequeña victoria para la libertad. España, que con Pedro Sánchez al frente parece que intenta dar pasos hacia el progreso, últimamente está siendo el hazmerreír de Europa con sus llamadas al orden. Y si no que se lo pregunten a Willy Toledo y lo que tuvo que vivir la semana pasada cuando fue detenido por blasfemar. Una noticia más propia del Mundo Today o de épocas dictatoriales que del siglo XXI. Pero en esas estamos.

Lo del actor vino por una denuncia de la Asociación Española de Abogados Cristianos, organización que se sintió ofendida por sus palabras, pero a la que no parece importarle que periódicamente salgan casos de curas y sacerdotes protagonizando abusos y violaciones a menores. Con nuestros representantes de dios corramos un tupido velo, pero llevemos el santo al cielo si se meten con el altísimo. Para llorar.

En todo caso, ya sabe a dónde tiene que irse Willy si se le complica el tema. Nuestros vecinos occidentales sí permiten cagarse en dios, en la santidad y en la virginidad de la virgen María. Porque en ese país no se «criminalizan ni persiguen las ofensas a los sentimientos», como ha visto el artista que ocurre aquí. Pero ni él ni Valtònic tienen cabida entre nuestras fronteras, porque una cosa es el progreso de Bélgica y del resto de Europa y otra, muy diferente, la justicia que tenemos en España.

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